La Oligarquía de la Tecnocracia Internacional sigue rebuznando.
La semana pasada cuando introduje el término de Oligarquía de la Tecnocracia Internacional, OTI, no pensé que iba a continuar con el tema, sin embargo, de allá para acá, sucedieron dos hechos que no sólo confirmaron mis aseveraciones sino que casi hicieron hervir mi sangre.
El primero. Durante la presentación de un proyecto organizado por varias empresas privadas, un representante de la FAO, armado con toda la pedantería que sólo puede dar el sentirse "moralmente superior" que los pobres diablos que lo escuchamos, dijo que hasta hace poco, el sistema de la OTI solamente se dignaba tratar con los gobiernos, pero que ya habían entendido que también había que tratar con "los demás", entre quienes incluyó a la "sociedad civil" y a las empresas. Continúo su exposición diciendo que, también hasta hace poco, a las empresas se les consideraba como "simples unidades de explotación económica".
¿Quién las consideraba así? Pues quién va a ser, la OTI, llena de burócratas resentidos que en su vida han producido nada, nunca han pagado una planilla, nunca han corrido un pinche riesgo con su propio dinero, nunca han pagado impuestos, pero eso sí, derrochan a manos llenas el dinero producido por esas "simples unidades de explotación económica" y que los gobiernos (los políticos, realmente), con su apoyo, les han arrebatado.
El segundo. Las cínicas y descaradas declaraciones de Günther Müssig, representante de la Organización Internacional para las Migraciones, OIM, publicadas este lunes en Prensa Libre. Como bien lo dice el reportero que hizo la entrevista, Müssig hizo alarde de una sinceridad poco común entre la OTI y reconoció que "no hay obra sin sobra", confirmando así que ellos están plenamente conscientes que los diputados, en este caso, se quedan con una "comisión" por conseguirle trabajo a empresas constructoras. Pero llegó todavía más lejos al indicar que "lo único que se puede criticar es que los precios sin el soborno podrían ser más bajos." Cómo se ve que de principios esta gente de la OTI no tiene la más mínima noción. Básicamente, acepta que la corrupción es la norma en las operaciones de la OTI, cuando dice que "lo otro sería cambiar un sistema mundial".
Müssig, coincidentemente, muestra el mismo desprecio, desdén y prejuicios hacia las actividades empresariales que el de la FAO cuando dice "¿quiénes tienen empresas? Los que tienen influencia, los ricos…"
Ante tanto descaro y desfachatez es poco lo que se puede decir. Lo único bueno es que la OTI poco a poco va perdiendo su máscara y cada vez es más notorio que no son la solución sino parte, si es que no la raíz, de los problemas que aquejan a los países pobres. ¡Ojalá algún día nos pudiéramos liberar de su perniciosa influencia!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 23 de Febrero de 2,006
Este es un lugar en el cyberespacio para compartir ideas. Las mías, en particular, se centran alrededor de la libertad individual que nos permite desarrollarnos y llegar a ser todo lo que queremos ser. Mis Ideas se publican originalmente todos los viernes en el diario Prensa Libre de Guatemala.
jueves, 23 de febrero de 2006
lunes, 20 de febrero de 2006
Tecnocracia insaciable
La Oligarquía de la Tecnocracia Internacional siempre encontrará la forma de salir en caballo blanco.
Justo cuando creíamos que la Oligarquía de la Tecnocracia Internacional, OTI, no nos podía sorprender más, se sacan un nuevo truco de la manga para demostrarnos que, indistintamente de lo que hagamos, siempre encontrarán la manera de fregarnos más. Debido a que, según las cifras corregidas del Banco de Guatemala, los guatemaltecos ya sobrepasamos el 15% de carga tributaria, ahora resulta que la meta ya no es el famoso 12% sino el 16%.
Por supuesto que para decirlo siempre se revisten de un aura de preocupación por los desamparados y se presentan como la solución para erradicar todos los problemas de la pobreza. Pero todo eso no es más que una gran mentira cuidadosamente elaborada para mantener engañados a los ingenuos, mientras que ellos se dan la gran vida a expensas de los contribuyentes del mundo desunidos.
No nos engañemos, ellos siempre van a hacer la misma propuesta porque o es la única que conocen o –malicioso que es uno– porque saben que es la que más conviene a sus intereses, indistintamente que los hambrientos del mundo sigan siendo pobres, precisamente por continuar aplicando la misma propuesta de siempre.
La única recomendación que podemos esperar de la OTI es esa: tienen que pagar más impuestos, para poder "invertir" más en los pobres y sacarlos de la pobreza. Pero esa propuesta, con raíces en el socialista concepto del Estado Benefactor que ellos tanto aprecian, no ha sido exitosa en ninguna parte en donde la han tratado de implementar.
¿No me cree? ¿Qué le parece que los países que más "ayuda internacional" y financiamiento y asesoramiento han recibido de la OTI durante los últimos 60 años no sólo siguen siendo pobres sino que adicionalmente se hundieron tanto en la miseria que hasta la misma OTI tuvo que crear una nueva denominación: países pobres y altamente endeudados.
Por supuesto que como los de la OTI son expertos en desestimar la evidencia –particularmente cuando ésta les inculpa– y adornar el escenario a su conveniencia, ahora resulta que después de 60 infructuosos años de seguir su fórmula, no sólo no reconocen su responsabilidad, sino vuelven a proponer que la solución para esos menesterosos es más de lo mismo.
Claro, ellos se cuidan muy bien de mencionar que, mientras andan por el mundo exigiendo que los malditos y ricos capitalistas (y todos los demás también) paguen más impuestos, ellos no pagan ninguno. Así como lo oyó. Estos fariseos modernos están prestos para condenar a cualquier emprendedorsucho que se les ponga enfrente, pero ellos gozan de la impunidad que les da trabajar en uno de los más selectos y exclusivos paraísos fiscales: el sistema de las Naciones Unidas y todas sus organizaciones conexas. ¡Hipócritas!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 16 de Febrero de 2,006
Justo cuando creíamos que la Oligarquía de la Tecnocracia Internacional, OTI, no nos podía sorprender más, se sacan un nuevo truco de la manga para demostrarnos que, indistintamente de lo que hagamos, siempre encontrarán la manera de fregarnos más. Debido a que, según las cifras corregidas del Banco de Guatemala, los guatemaltecos ya sobrepasamos el 15% de carga tributaria, ahora resulta que la meta ya no es el famoso 12% sino el 16%.
Por supuesto que para decirlo siempre se revisten de un aura de preocupación por los desamparados y se presentan como la solución para erradicar todos los problemas de la pobreza. Pero todo eso no es más que una gran mentira cuidadosamente elaborada para mantener engañados a los ingenuos, mientras que ellos se dan la gran vida a expensas de los contribuyentes del mundo desunidos.
No nos engañemos, ellos siempre van a hacer la misma propuesta porque o es la única que conocen o –malicioso que es uno– porque saben que es la que más conviene a sus intereses, indistintamente que los hambrientos del mundo sigan siendo pobres, precisamente por continuar aplicando la misma propuesta de siempre.
La única recomendación que podemos esperar de la OTI es esa: tienen que pagar más impuestos, para poder "invertir" más en los pobres y sacarlos de la pobreza. Pero esa propuesta, con raíces en el socialista concepto del Estado Benefactor que ellos tanto aprecian, no ha sido exitosa en ninguna parte en donde la han tratado de implementar.
¿No me cree? ¿Qué le parece que los países que más "ayuda internacional" y financiamiento y asesoramiento han recibido de la OTI durante los últimos 60 años no sólo siguen siendo pobres sino que adicionalmente se hundieron tanto en la miseria que hasta la misma OTI tuvo que crear una nueva denominación: países pobres y altamente endeudados.
Por supuesto que como los de la OTI son expertos en desestimar la evidencia –particularmente cuando ésta les inculpa– y adornar el escenario a su conveniencia, ahora resulta que después de 60 infructuosos años de seguir su fórmula, no sólo no reconocen su responsabilidad, sino vuelven a proponer que la solución para esos menesterosos es más de lo mismo.
Claro, ellos se cuidan muy bien de mencionar que, mientras andan por el mundo exigiendo que los malditos y ricos capitalistas (y todos los demás también) paguen más impuestos, ellos no pagan ninguno. Así como lo oyó. Estos fariseos modernos están prestos para condenar a cualquier emprendedorsucho que se les ponga enfrente, pero ellos gozan de la impunidad que les da trabajar en uno de los más selectos y exclusivos paraísos fiscales: el sistema de las Naciones Unidas y todas sus organizaciones conexas. ¡Hipócritas!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 16 de Febrero de 2,006
Mentiras y estadísticas
La frase, "hay tres tipos de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas", que con el tiempo se le ha atribuido a varias personas, encierra mucha verdad: las estadísticas pueden ser fácilmente manipuladas para que digan lo que uno quiere que digan.
Adicionalmente, el generalizado desconocimiento sobre cómo funcionan las estadísticas y lo que representan, hace que la mayoría de las personas se tome una idea errada de la realidad, con base en las estadísticas que se le presentan. Un buen ejemplo de esto es el que pone el Ing. Manuel Ayau al decir que si yo me como dos pollos y usted ninguno, en promedio nos comimos un pollo cada uno.
Sin embargo, con todo y sus problemas, las estadísticas son necesarias para tomar decisiones, tanto a nivel público como privado. Y la peor estadística es aquella que no existe. Es muy difícil tomar decisiones de inversión cuando uno no tiene las herramientas adecuadas, una de las cuales son precisamente, las estadísticas.
Definitivamente, es más fácil aplicar una mirada crítica a un juego de estadísticas pobres y quizá deficientes, que sacarse los números de la manga y utilizar "el dedímetro" para tomar decisiones. Esto es especialmente cierto mientras más grandes son los intereses que dependen de las decisiones en cuestión.
Debido a la amplia injerencia que el gobierno tiene en las actividades económicas en Guatemala (aunque algunos crean que todavía debería hacerlo más), una de las principales fuentes de estadísticas son precisamente las diversas entidades gubernamentales.
Es precisamente por ser el gobierno la fuente principal de estadísticas, que creo que debemos verlas con bastantes granos de sal. Quizá el principal ejemplo lo tenemos en las famosas cuentas nacionales del Banco de Guatemala, que ahora resulta que están infladas y, muy a su pesar, los gobernantes tendrán que corregir.
Las nuevas cifras nos ilustrarán un país más pobre, por un lado, pero por el otro, resulta que por obra y gracia de las estadísticas una de las metas más cacareadas y manipuladas por la burocracia, nacional e internacional, la del famoso 12% de carga tributaria, desde hace tiempo fue sobrepasada y los guatemaltecos ya tributamos más del 15%.
Por supuesto que, fieles al axioma inicial, los burócratas de seguro encontrarán una forma de manipular las nuevas cifras para justificar el continuar exigiendo que los guatemaltecos paguemos más impuestos. Recuerde, lo más importante con las estadísticas es verlas siempre con ojo crítico, no vaya a ser que le den gato por liebre.
Artículo publicado en Prensa Libre el domingo 12 de Febrero de 2,006
Adicionalmente, el generalizado desconocimiento sobre cómo funcionan las estadísticas y lo que representan, hace que la mayoría de las personas se tome una idea errada de la realidad, con base en las estadísticas que se le presentan. Un buen ejemplo de esto es el que pone el Ing. Manuel Ayau al decir que si yo me como dos pollos y usted ninguno, en promedio nos comimos un pollo cada uno.
Sin embargo, con todo y sus problemas, las estadísticas son necesarias para tomar decisiones, tanto a nivel público como privado. Y la peor estadística es aquella que no existe. Es muy difícil tomar decisiones de inversión cuando uno no tiene las herramientas adecuadas, una de las cuales son precisamente, las estadísticas.
Definitivamente, es más fácil aplicar una mirada crítica a un juego de estadísticas pobres y quizá deficientes, que sacarse los números de la manga y utilizar "el dedímetro" para tomar decisiones. Esto es especialmente cierto mientras más grandes son los intereses que dependen de las decisiones en cuestión.
Debido a la amplia injerencia que el gobierno tiene en las actividades económicas en Guatemala (aunque algunos crean que todavía debería hacerlo más), una de las principales fuentes de estadísticas son precisamente las diversas entidades gubernamentales.
Es precisamente por ser el gobierno la fuente principal de estadísticas, que creo que debemos verlas con bastantes granos de sal. Quizá el principal ejemplo lo tenemos en las famosas cuentas nacionales del Banco de Guatemala, que ahora resulta que están infladas y, muy a su pesar, los gobernantes tendrán que corregir.
Las nuevas cifras nos ilustrarán un país más pobre, por un lado, pero por el otro, resulta que por obra y gracia de las estadísticas una de las metas más cacareadas y manipuladas por la burocracia, nacional e internacional, la del famoso 12% de carga tributaria, desde hace tiempo fue sobrepasada y los guatemaltecos ya tributamos más del 15%.
Por supuesto que, fieles al axioma inicial, los burócratas de seguro encontrarán una forma de manipular las nuevas cifras para justificar el continuar exigiendo que los guatemaltecos paguemos más impuestos. Recuerde, lo más importante con las estadísticas es verlas siempre con ojo crítico, no vaya a ser que le den gato por liebre.
Artículo publicado en Prensa Libre el domingo 12 de Febrero de 2,006
¿Estado de Derecho? (II)
¿Por dónde se encuentra al Estado de Derecho?
Para que podamos vivir en un Estado de Derecho se necesita, como requisito inicial, que las leyes sean generales, abstractas, pocas y conocidas. ¿Se cumplen estos requisitos básicos en Guatemala? Ni siquiera remotamente.
Nadie sabe la cifra exacta, pero en los últimos años se ha dicho (no sé cuál es la fuente, aunque más parece leyenda urbana) que existen entre 35,000 y 70,000 leyes en Guatemala. Si ni siquiera los abogados ni los legisladores se pueden poner de acuerdo en esta cifra es por demás obvio que, sin mayores análisis, los requisitos de que las leyes sean pocas y conocidas no se cumplen en nuestro país.
Por si eso no fuera suficiente, las que más o menos se conocen también, en su mayoría, incumplen los otros dos requisitos: no son generales ni abstractas. Lo peor de todo es que eso viene desde el nivel más alto en la jerarquía jurídica de nuestro país: la Constitución.
Si poco falta para que hasta nombres de personas tenga nuestra Carta Magna. Algunos de los constituyentes, por ejemplo, no han tenido empacho en confesar que aquel famoso artículo, "lo pusimos por Ríos Montt".
Y allí no termina la cosa. Nuestra Constitución está llena de concesiones y privilegios específicos para determinados grupos o instituciones haciendo poco menos que imposible que todos podamos ser iguales ante la ley. En palabras de algunos políticos, "es que hay unos más iguales que otros".
No nos debe extrañar pues que el resto de nuestra legislación también esté plagada de privilegios, prebendas y dedicatorias, muchas de ellas ganadas a pulso por quienes han sabido manipular las decisiones legislativas a lo largo de los años, con la complicidad, a veces vendida y otras muchas por simple y crasa ignorancia, de los diputados.
Todo ello hace que las leyes ni sean legítimas ni sean respetables. El resultado es un sistema como el que vivimos, que ni siquiera llega a lo que algunos llaman "estado de legalidad" ya que al no cumplir la legislación con los requisitos necesarios para establecer un estado de Derecho, no son respetables y, de hecho, no son respetadas, como sucede todos los días alrededor nuestro.
Si queremos encaminarnos hacia un verdadero Estado de Derecho, debemos hacer un alto en el camino, reconocer que la senda que seguimos es errada y empezar a hacer los cambios necesarios. Alguien podrá pensar que es imposible hacer estos cambios, pero habemos otros que creemos no sólo que sí es posible, sino que vale la pena intentarlo. Si a usted le interesa ser parte de ese cambio, lo invito a que visite el sitio http://www.proreforma.org.gt/ y se entere de una propuesta que busca ese cambio para nuestro país.
P.S.: Al igual que la semana pasada, le sigo recomendando que lea el libro "La Ley" de Frédéric Bastiat. Lo puede conseguir en el CEES, al 2338-7828.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 9 de Febrero de 2,006
Para que podamos vivir en un Estado de Derecho se necesita, como requisito inicial, que las leyes sean generales, abstractas, pocas y conocidas. ¿Se cumplen estos requisitos básicos en Guatemala? Ni siquiera remotamente.
Nadie sabe la cifra exacta, pero en los últimos años se ha dicho (no sé cuál es la fuente, aunque más parece leyenda urbana) que existen entre 35,000 y 70,000 leyes en Guatemala. Si ni siquiera los abogados ni los legisladores se pueden poner de acuerdo en esta cifra es por demás obvio que, sin mayores análisis, los requisitos de que las leyes sean pocas y conocidas no se cumplen en nuestro país.
Por si eso no fuera suficiente, las que más o menos se conocen también, en su mayoría, incumplen los otros dos requisitos: no son generales ni abstractas. Lo peor de todo es que eso viene desde el nivel más alto en la jerarquía jurídica de nuestro país: la Constitución.
Si poco falta para que hasta nombres de personas tenga nuestra Carta Magna. Algunos de los constituyentes, por ejemplo, no han tenido empacho en confesar que aquel famoso artículo, "lo pusimos por Ríos Montt".
Y allí no termina la cosa. Nuestra Constitución está llena de concesiones y privilegios específicos para determinados grupos o instituciones haciendo poco menos que imposible que todos podamos ser iguales ante la ley. En palabras de algunos políticos, "es que hay unos más iguales que otros".
No nos debe extrañar pues que el resto de nuestra legislación también esté plagada de privilegios, prebendas y dedicatorias, muchas de ellas ganadas a pulso por quienes han sabido manipular las decisiones legislativas a lo largo de los años, con la complicidad, a veces vendida y otras muchas por simple y crasa ignorancia, de los diputados.
Todo ello hace que las leyes ni sean legítimas ni sean respetables. El resultado es un sistema como el que vivimos, que ni siquiera llega a lo que algunos llaman "estado de legalidad" ya que al no cumplir la legislación con los requisitos necesarios para establecer un estado de Derecho, no son respetables y, de hecho, no son respetadas, como sucede todos los días alrededor nuestro.
Si queremos encaminarnos hacia un verdadero Estado de Derecho, debemos hacer un alto en el camino, reconocer que la senda que seguimos es errada y empezar a hacer los cambios necesarios. Alguien podrá pensar que es imposible hacer estos cambios, pero habemos otros que creemos no sólo que sí es posible, sino que vale la pena intentarlo. Si a usted le interesa ser parte de ese cambio, lo invito a que visite el sitio http://www.proreforma.org.gt/ y se entere de una propuesta que busca ese cambio para nuestro país.
P.S.: Al igual que la semana pasada, le sigo recomendando que lea el libro "La Ley" de Frédéric Bastiat. Lo puede conseguir en el CEES, al 2338-7828.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 9 de Febrero de 2,006
¿Estado de Derecho?
En Guatemala ni remotamente nos acercamos a un Estado de Derecho.
En Guatemala no vivimos en un Estado de Derecho. No nos engañemos. Aunque quizá el anhelo de la mayoría, que no de todos, es que viviéramos en un verdadero Estado de Derecho, la realidad guatemalteca está muy alejada de ese ideal. Y eso sin considerar que la definición de él que muchos tienen no concuerda para nada con su esencia.
Creo que es apropiado y atingente hablar de este tema ya que, a raíz del conflicto suscitado entre la municipalidad capitalina y el gobierno central alrededor de la remodelación del aeropuerto, las opiniones se han llenado de defensas, unas del ejecutivo, otras de la municipalidad, la mayoría de ellas tratando de definir quién obró de acuerdo a "la ley" y quién pasó por encima de ella.
Cuando la discusión se queda simplemente en esa superficialidad, el argumento fácil es que todos deben cumplir "la ley" y con ello, sanseacabó el problema y hemos llegado al sacro santo ideal del "Estado de Derecho".
Pero la discusión no se debe quedar allí. Debemos profundizar más, si queremos llegar a encontrar verdaderas respuestas. Creo que la primera pregunta es, ¿qué es "la ley"? Para la mayoría, por lo visto, "la ley" es cualquier cosa, por burrada que sea, que se les ocurra a los legisladores (a los diputados, pues) y que consigan los suficientes votos de sus compinches para aprobar y publicar.
Lamentablemente, esta es una definición de la ley que está hoy en día tan extendida que pocos la cuestionan. Pero nada más alejado de la verdadera Ley. Quien mejor ha sintetizado el concepto de Ley es Frédéric Bastiat en su pequeño ensayo "La Ley" escrito hace más de 150 años.
Bastiat la resumió así: "La ley es la organización colectiva del derecho individual de legítima defensa. La Naturaleza –Dios- confiere a cada uno de nosotros el derecho de defender su persona, su libertad y su propiedad, puesto que son éstos los tres elementos constitutivos o conservadores de la vida… Así como no puede ser legítimo que un individuo utilice su propia fuerza para atentar contra la persona, la libertad y la propiedad de otro, tampoco, por la misma razón, puede ser legítimo que la sociedad utilice la fuerza común para agredir la persona, la libertad y la propiedad de los individuos… La ley es la fuerza común organizada para hacer frente a la injusticia. En forma abreviada: Ley es Justicia. El legislador no tiene poder absoluto sobre nuestras personas y nuestros bienes. Su obra consiste en rodear de garantías a las personas y sus bienes."
Comprender cuál es la verdadera Ley, es apenas el principio básico inicial para encaminarnos a un Estado de Derecho. En Guatemala, ni siquiera eso hemos comprendido.
P.S.: Si quiere conocer más sobre este tema, le recomiendo que lea el libro "La Ley" de Frédéric Bastiat. Lo puede conseguir en el CEES, al 2338-7828.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 2 de Febrero de 2,006
En Guatemala no vivimos en un Estado de Derecho. No nos engañemos. Aunque quizá el anhelo de la mayoría, que no de todos, es que viviéramos en un verdadero Estado de Derecho, la realidad guatemalteca está muy alejada de ese ideal. Y eso sin considerar que la definición de él que muchos tienen no concuerda para nada con su esencia.
Creo que es apropiado y atingente hablar de este tema ya que, a raíz del conflicto suscitado entre la municipalidad capitalina y el gobierno central alrededor de la remodelación del aeropuerto, las opiniones se han llenado de defensas, unas del ejecutivo, otras de la municipalidad, la mayoría de ellas tratando de definir quién obró de acuerdo a "la ley" y quién pasó por encima de ella.
Cuando la discusión se queda simplemente en esa superficialidad, el argumento fácil es que todos deben cumplir "la ley" y con ello, sanseacabó el problema y hemos llegado al sacro santo ideal del "Estado de Derecho".
Pero la discusión no se debe quedar allí. Debemos profundizar más, si queremos llegar a encontrar verdaderas respuestas. Creo que la primera pregunta es, ¿qué es "la ley"? Para la mayoría, por lo visto, "la ley" es cualquier cosa, por burrada que sea, que se les ocurra a los legisladores (a los diputados, pues) y que consigan los suficientes votos de sus compinches para aprobar y publicar.
Lamentablemente, esta es una definición de la ley que está hoy en día tan extendida que pocos la cuestionan. Pero nada más alejado de la verdadera Ley. Quien mejor ha sintetizado el concepto de Ley es Frédéric Bastiat en su pequeño ensayo "La Ley" escrito hace más de 150 años.
Bastiat la resumió así: "La ley es la organización colectiva del derecho individual de legítima defensa. La Naturaleza –Dios- confiere a cada uno de nosotros el derecho de defender su persona, su libertad y su propiedad, puesto que son éstos los tres elementos constitutivos o conservadores de la vida… Así como no puede ser legítimo que un individuo utilice su propia fuerza para atentar contra la persona, la libertad y la propiedad de otro, tampoco, por la misma razón, puede ser legítimo que la sociedad utilice la fuerza común para agredir la persona, la libertad y la propiedad de los individuos… La ley es la fuerza común organizada para hacer frente a la injusticia. En forma abreviada: Ley es Justicia. El legislador no tiene poder absoluto sobre nuestras personas y nuestros bienes. Su obra consiste en rodear de garantías a las personas y sus bienes."
Comprender cuál es la verdadera Ley, es apenas el principio básico inicial para encaminarnos a un Estado de Derecho. En Guatemala, ni siquiera eso hemos comprendido.
P.S.: Si quiere conocer más sobre este tema, le recomiendo que lea el libro "La Ley" de Frédéric Bastiat. Lo puede conseguir en el CEES, al 2338-7828.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 2 de Febrero de 2,006
Gobierno informal
El gobierno recibió una cucharada de su propia medicina.
El que el gobierno no pueda iniciar los trabajos de remodelación del aeropuerto debido a la "tramitología" burocrática es el mejor ejemplo del por qué más de la mitad de la actividad económica del país se desenvuelve en la "informalidad".
La razón principal de la informalidad es que el costo de cumplir con todos los requisitos burocráticos (incluyendo el pago de impuestos) es tan alto que la disyuntiva para muchas actividades sea entre sobrevivir en la informalidad o morir en el intento de cumplir con todas las reglas "formales". Y como el instinto de supervivencia de los humanos es muy fuerte, no nos debe extrañar que la mayoría escoja la informalidad, con todos los costos y riesgos que ella implica.
Pues bien, al gobierno central le tocó ahora saborear una cucharada de su propia medicina y resulta que uno de sus proyectos principales no puede echarse a andar porque no se han cumplido con todos los requisitos que la ley actual establece.
Creo que al enfocar la situación como una disputa entre la municipalidad capitalina y el gobierno central se está perdiendo de vista que el verdadero problema es la inmensa maraña de trámites inservibles que la burocracia ha ido tejiendo con el correr de los años para justificar su existencia, que lo único que hace es desincentivar el que a nuestro país lleguen inversiones productivas. A los pequeños, no les queda otra que decantarse por la informalidad, a los grandes, la alternativa más fácil es buscar otros horizontes de inversión. Y mientras tanto, los guatemaltecos seguimos anhelando que nuestro país se convierta en un imán para atraer las inversiones que necesitamos para salir del subdesarrollo.
¿Cómo será de inescrutable y absurda la tramitología chapina que hasta el gobierno central prefirió la informalidad? La solución, en el largo plazo, no es saltarse las trancas, como intentó hacer el gobierno, sino eliminar las trancas.
Los gobernantes deben entender que no están por encima de la ley y que si para ellos es difícil cumplir con todos los requisitos, para los ciudadanos lo es más. Así como es frustrante para ustedes no poder emprender las obras, también es frustrante para los ciudadanos, y en algunas ocasiones desesperante, no poder emprender sus sueños porque a un burócrata no se le da la roncada gana ponerle un pinche sello a un papel. Entiendan de una vez por todas: la informalidad es simplemente una reacción natural del ser humano ante la estupidez burocrática.
¡Ojalá que esta experiencia les sirva para abrir los ojos y comprender lo vital que es para nuestro país eliminar de tajo tanto trámite inservible y dejar a las personas libertad para buscar la mejora de su nivel de vida!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 26 de Enero de 2,006
El que el gobierno no pueda iniciar los trabajos de remodelación del aeropuerto debido a la "tramitología" burocrática es el mejor ejemplo del por qué más de la mitad de la actividad económica del país se desenvuelve en la "informalidad".
La razón principal de la informalidad es que el costo de cumplir con todos los requisitos burocráticos (incluyendo el pago de impuestos) es tan alto que la disyuntiva para muchas actividades sea entre sobrevivir en la informalidad o morir en el intento de cumplir con todas las reglas "formales". Y como el instinto de supervivencia de los humanos es muy fuerte, no nos debe extrañar que la mayoría escoja la informalidad, con todos los costos y riesgos que ella implica.
Pues bien, al gobierno central le tocó ahora saborear una cucharada de su propia medicina y resulta que uno de sus proyectos principales no puede echarse a andar porque no se han cumplido con todos los requisitos que la ley actual establece.
Creo que al enfocar la situación como una disputa entre la municipalidad capitalina y el gobierno central se está perdiendo de vista que el verdadero problema es la inmensa maraña de trámites inservibles que la burocracia ha ido tejiendo con el correr de los años para justificar su existencia, que lo único que hace es desincentivar el que a nuestro país lleguen inversiones productivas. A los pequeños, no les queda otra que decantarse por la informalidad, a los grandes, la alternativa más fácil es buscar otros horizontes de inversión. Y mientras tanto, los guatemaltecos seguimos anhelando que nuestro país se convierta en un imán para atraer las inversiones que necesitamos para salir del subdesarrollo.
¿Cómo será de inescrutable y absurda la tramitología chapina que hasta el gobierno central prefirió la informalidad? La solución, en el largo plazo, no es saltarse las trancas, como intentó hacer el gobierno, sino eliminar las trancas.
Los gobernantes deben entender que no están por encima de la ley y que si para ellos es difícil cumplir con todos los requisitos, para los ciudadanos lo es más. Así como es frustrante para ustedes no poder emprender las obras, también es frustrante para los ciudadanos, y en algunas ocasiones desesperante, no poder emprender sus sueños porque a un burócrata no se le da la roncada gana ponerle un pinche sello a un papel. Entiendan de una vez por todas: la informalidad es simplemente una reacción natural del ser humano ante la estupidez burocrática.
¡Ojalá que esta experiencia les sirva para abrir los ojos y comprender lo vital que es para nuestro país eliminar de tajo tanto trámite inservible y dejar a las personas libertad para buscar la mejora de su nivel de vida!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 26 de Enero de 2,006
Empresarios ignorantes
No es lo mismo ser empresario que saber de economía.
En su columna del domingo recién pasado, el Ing. Manuel Ayau comentaba que los presidentes tienden a consultar "cuestiones económicas a empresarios en la equivocada premisa de que por tener éxito en negocios entienden de economía, lo cual no siempre es cierto".
Según este argumento, muchos empresarios, particularmente en los países latinoamericanos, saben "tener éxito" sólo en un sistema mercantilista como el que predomina en el continente desde la época de la colonia, por lo que, cuando consultados, lo natural es que su consejo tienda a mantener el status quo, en el mejor de los casos porque eso es lo que conocen, y en el peor, porque saben que de esa manera podrán perpetuar el sistema que tantos réditos les ha traído a expensas de una población que, como tampoco entiende el sistema, ni siquiera se percata de las verdaderas razones por las cuales no hay suficiente creación de riqueza en su país.
Yo estoy completamente de acuerdo con ese análisis y, de hecho, me gustaría llevarlo todavía un poco más, al punto que creo que aún muchos empresarios que han logrado tener éxito en economías competitivas, bajo sistemas de mercado, tampoco tienen la más peregrina idea de cómo funciona el sistema que les ha permitido tener éxito y, precisamente por esa ignorancia, es muy usual que aún empresarios que han logrado el éxito a través de servir a los demás, sin necesitar de los subsidios escondidos tras los sistemas de privilegios mercantilistas, tienen mala conciencia de sus riquezas y se dedican a "acallar su conciencia" combatiendo aquello que les permitió alcanzar el éxito.
Ejemplos sobran por el mundo, y quizá el más reciente es el del empresario canadiense Jeff Skoll, uno de los fundadores del sistema electrónico de subastas eBay, quien luego de amasar una considerable fortuna sirviendo bien al público y, de hecho, contribuyendo a fomentar una verdadera economía de mercado virtual global, ahora utiliza esa fortuna para "mejorar el mundo", a través de una productora de películas "con mensaje".
Lo irónico del asunto es que la mejor manera de cambiar el mundo que tiene Jeff Skoll, no es a través de sus películas, sino, precisamente, a través del servicio que su empresa de subastas brinda a millones de usuarios alrededor del mundo.
Lamentablemente, allá como acá, el haber tenido tanto éxito en una empresa muy competitiva e innovadora, no es necesariamente garantía de que una persona entienda "cuestiones económicas" y ahora resulta que la agenda que Skoll quiere fomentar a través de sus películas, no es exactamente la que le permitirá a más personas llegar a crear mejores y más abundantes servicios para los consumidores. ¿Tan difícil será entender estas cosas?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 19 de Enero de 2,006
En su columna del domingo recién pasado, el Ing. Manuel Ayau comentaba que los presidentes tienden a consultar "cuestiones económicas a empresarios en la equivocada premisa de que por tener éxito en negocios entienden de economía, lo cual no siempre es cierto".
Según este argumento, muchos empresarios, particularmente en los países latinoamericanos, saben "tener éxito" sólo en un sistema mercantilista como el que predomina en el continente desde la época de la colonia, por lo que, cuando consultados, lo natural es que su consejo tienda a mantener el status quo, en el mejor de los casos porque eso es lo que conocen, y en el peor, porque saben que de esa manera podrán perpetuar el sistema que tantos réditos les ha traído a expensas de una población que, como tampoco entiende el sistema, ni siquiera se percata de las verdaderas razones por las cuales no hay suficiente creación de riqueza en su país.
Yo estoy completamente de acuerdo con ese análisis y, de hecho, me gustaría llevarlo todavía un poco más, al punto que creo que aún muchos empresarios que han logrado tener éxito en economías competitivas, bajo sistemas de mercado, tampoco tienen la más peregrina idea de cómo funciona el sistema que les ha permitido tener éxito y, precisamente por esa ignorancia, es muy usual que aún empresarios que han logrado el éxito a través de servir a los demás, sin necesitar de los subsidios escondidos tras los sistemas de privilegios mercantilistas, tienen mala conciencia de sus riquezas y se dedican a "acallar su conciencia" combatiendo aquello que les permitió alcanzar el éxito.
Ejemplos sobran por el mundo, y quizá el más reciente es el del empresario canadiense Jeff Skoll, uno de los fundadores del sistema electrónico de subastas eBay, quien luego de amasar una considerable fortuna sirviendo bien al público y, de hecho, contribuyendo a fomentar una verdadera economía de mercado virtual global, ahora utiliza esa fortuna para "mejorar el mundo", a través de una productora de películas "con mensaje".
Lo irónico del asunto es que la mejor manera de cambiar el mundo que tiene Jeff Skoll, no es a través de sus películas, sino, precisamente, a través del servicio que su empresa de subastas brinda a millones de usuarios alrededor del mundo.
Lamentablemente, allá como acá, el haber tenido tanto éxito en una empresa muy competitiva e innovadora, no es necesariamente garantía de que una persona entienda "cuestiones económicas" y ahora resulta que la agenda que Skoll quiere fomentar a través de sus películas, no es exactamente la que le permitirá a más personas llegar a crear mejores y más abundantes servicios para los consumidores. ¿Tan difícil será entender estas cosas?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 19 de Enero de 2,006
La prioridad
Las prioridades no deben ser sólo del diente al labio.
Los funcionarios más importantes del Organismo Ejecutivo se reunieron hace unos días en una "encerrona" para definir cuáles deberían ser sus prioridades para este año. La conclusión no nos debería sorprender para nada, al grado que se podrían haber ahorrado la encerrona ya que se las podría haber dado cualquier ciudadano sin necesidad de tanto análisis: la prioridad es la seguridad.
Ahora bien, lo importante no es lo que se dice sino lo que se hace, y allí creo yo que las prioridades de los gobernantes no están apuntando claro. ¿A qué me refiero? La mejor manera de ilustrarlo es utilizando un dicho muy común en inglés que dice algo así como que: uno debe poner su dinero donde pone su boca. En pocas palabras, si los gobernantes están convencidos que la prioridad es la seguridad, ¿por qué no es ésta también su prioridad presupuestaria?
Veamos. Según un cálculo realizado por Ramón Parellada, Director del Centro de Estudios Económico-Sociales, CEES, del presupuesto de gastos aprobado para el 2,006 el gobierno apenas dedica el 13.7% para lo que es su función básica, entendiéndola como justicia y seguridad. Y eso que en el cálculo Parellada incluyó las siguientes dependencias: Presidencia, Relaciones Exteriores, Organismo Judicial, Ministerio de la Defensa, Ministerio de Gobernación, Ministerio de Finanzas, Contraloría de Cuentas y Procuraduría General de la Nación. Yo todavía hubiera dejado la lista más corta, pero aún utilizando este cálculo, resulta que para realizar las funciones básicas del gobierno se utiliza apenas un porcentaje bien bajo del presupuesto, y entonces uno se pregunta: ¿será esa realmente su prioridad? ¿En qué se gasta el 86.3% restante?
Por supuesto que pueden haber muchas respuestas y saldrán con las mismas excusas de siempre: que los acuerdos de paz, que el resarcimiento, que las promesas, que la "inversión social", que esto, que aquello; alguien incluso se esconderá tras la excusa que con más dinero no se resolverá el problema; pero lo cierto es que el presupuesto no refleja la supuesta prioridad de la seguridad.
Yo sé, porque he hablado con varios de ellos, que los funcionarios directamente ocupados en el tema de la seguridad están muy conscientes de la prioridad que ésta representa. Lo que dudo muchísimo es que los demás funcionarios e incluyo aquí a los legisladores, quienes tienen la última palabra con relación al presupuesto, estén claros de esta prioridad. Del diente al labio, quizá vean la seguridad como una prioridad, pero a la hora de repartir el pastel, cada quien vela por ampliar su pedacito y que los demás miren cómo se las arreglan.
Quizá el problema es que la encerrona la debieron hacer cuando se cocinaba el presupuesto y no un mes después de aprobado. ¿Será muy tarde para reorientar realmente las prioridades del gobierno?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 12 de Enero de 2,006
Los funcionarios más importantes del Organismo Ejecutivo se reunieron hace unos días en una "encerrona" para definir cuáles deberían ser sus prioridades para este año. La conclusión no nos debería sorprender para nada, al grado que se podrían haber ahorrado la encerrona ya que se las podría haber dado cualquier ciudadano sin necesidad de tanto análisis: la prioridad es la seguridad.
Ahora bien, lo importante no es lo que se dice sino lo que se hace, y allí creo yo que las prioridades de los gobernantes no están apuntando claro. ¿A qué me refiero? La mejor manera de ilustrarlo es utilizando un dicho muy común en inglés que dice algo así como que: uno debe poner su dinero donde pone su boca. En pocas palabras, si los gobernantes están convencidos que la prioridad es la seguridad, ¿por qué no es ésta también su prioridad presupuestaria?
Veamos. Según un cálculo realizado por Ramón Parellada, Director del Centro de Estudios Económico-Sociales, CEES, del presupuesto de gastos aprobado para el 2,006 el gobierno apenas dedica el 13.7% para lo que es su función básica, entendiéndola como justicia y seguridad. Y eso que en el cálculo Parellada incluyó las siguientes dependencias: Presidencia, Relaciones Exteriores, Organismo Judicial, Ministerio de la Defensa, Ministerio de Gobernación, Ministerio de Finanzas, Contraloría de Cuentas y Procuraduría General de la Nación. Yo todavía hubiera dejado la lista más corta, pero aún utilizando este cálculo, resulta que para realizar las funciones básicas del gobierno se utiliza apenas un porcentaje bien bajo del presupuesto, y entonces uno se pregunta: ¿será esa realmente su prioridad? ¿En qué se gasta el 86.3% restante?
Por supuesto que pueden haber muchas respuestas y saldrán con las mismas excusas de siempre: que los acuerdos de paz, que el resarcimiento, que las promesas, que la "inversión social", que esto, que aquello; alguien incluso se esconderá tras la excusa que con más dinero no se resolverá el problema; pero lo cierto es que el presupuesto no refleja la supuesta prioridad de la seguridad.
Yo sé, porque he hablado con varios de ellos, que los funcionarios directamente ocupados en el tema de la seguridad están muy conscientes de la prioridad que ésta representa. Lo que dudo muchísimo es que los demás funcionarios e incluyo aquí a los legisladores, quienes tienen la última palabra con relación al presupuesto, estén claros de esta prioridad. Del diente al labio, quizá vean la seguridad como una prioridad, pero a la hora de repartir el pastel, cada quien vela por ampliar su pedacito y que los demás miren cómo se las arreglan.
Quizá el problema es que la encerrona la debieron hacer cuando se cocinaba el presupuesto y no un mes después de aprobado. ¿Será muy tarde para reorientar realmente las prioridades del gobierno?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 12 de Enero de 2,006
Retos
El reto más importante somos nosotros mismos, no los políticos y el gobierno.
El 2,006 se nos presenta como un año con muchos retos. Lamentablemente, muchas veces tendemos a enfocarnos en los retos de otros, los que poco o nada podemos hacer por vencer, y descuidamos los más importantes, como son los que se nos presentan a nosotros mismos, los cuales sí tenemos la posibilidad de sobreponernos a ellos, si tan sólo lo intentamos.
Se nos dice, por ejemplo, que este es un año lleno de elecciones en Latinoamérica y que, a como pinta la cosa, la región está dando un giro hacia el populismo. Probablemente sea cierto, pero aunque nos preocupe o nos duela que el continente se esté dirigiendo a pasos agigantados hacia el borde del precipicio, lo que cada uno de nosotros realmente puede hacer a ese respecto desde aquí es poco o nada. En lo que sí podemos y debemos ocuparnos es en entender nosotros mismos las consecuencias de esa tendencia y lograr que nuestro círculo de influencia sea consciente de los problemas que acarrea el populismo y a dónde nos puede llevar, tomando en cuenta que el próximo año las elecciones serán en nuestro país. Ese sí es un reto que podemos enfrentar, cambiar el derrotero de toda Latinoamérica, es una tarea un poco más difícil.
Escuchamos que la economía del país va a crecer en un 4.5% este año, pero esas son cifras que ni siquiera quienes las preparan las conocen realmente (si no me cree, resulta que hasta los mismos del Banguat reconocen que sus cifras están equivocadas, pero no se animan a rectificar) y que, en última instancia, difícilmente reflejan la situación de cada uno de nosotros en particular. A usted que no le preocupe cuánto va a "crecer" el país, mejor ocúpese en que sus ingresos y los de su familia crezcan. Aunque usted no se dé por enterado de ello, ni le afecte, mientras más crezca usted mismo, más crece el país. Al fin y al cabo, la macroeconomía, en teoría, no es más que la suma de cada una de las transacciones que todos realizamos.
En última instancia, los retos que nos deben llamar la atención son aquellos sobre los cuales nosotros podemos hacer algo. Todos los demás podrán ser una curiosidad intelectual o un pasatiempo para tener ocupada la mente, pero igual, no podrá usted hacer nada por vencerlos.
Por favor, no me malinterprete. Hay infinidad de retos que podemos encontrar en nuestro andar por este mundo, pero no vamos a poder enfrentarlos todos y cada uno de ellos, por muy diversas razones, siendo quizás las más importantes que no somos omniscientes ni omnipresentes, así que debemos escoger los retos sobre los cuales podemos hacer algo y echarnos al ruedo. Espero sinceramente que este sea un año que le traiga muchas bendiciones y satisfacciones por una faena enfrentada con integridad. ¡Que ese sea el reto que lo apasione este año!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 5 de Enero de 2,006
El 2,006 se nos presenta como un año con muchos retos. Lamentablemente, muchas veces tendemos a enfocarnos en los retos de otros, los que poco o nada podemos hacer por vencer, y descuidamos los más importantes, como son los que se nos presentan a nosotros mismos, los cuales sí tenemos la posibilidad de sobreponernos a ellos, si tan sólo lo intentamos.
Se nos dice, por ejemplo, que este es un año lleno de elecciones en Latinoamérica y que, a como pinta la cosa, la región está dando un giro hacia el populismo. Probablemente sea cierto, pero aunque nos preocupe o nos duela que el continente se esté dirigiendo a pasos agigantados hacia el borde del precipicio, lo que cada uno de nosotros realmente puede hacer a ese respecto desde aquí es poco o nada. En lo que sí podemos y debemos ocuparnos es en entender nosotros mismos las consecuencias de esa tendencia y lograr que nuestro círculo de influencia sea consciente de los problemas que acarrea el populismo y a dónde nos puede llevar, tomando en cuenta que el próximo año las elecciones serán en nuestro país. Ese sí es un reto que podemos enfrentar, cambiar el derrotero de toda Latinoamérica, es una tarea un poco más difícil.
Escuchamos que la economía del país va a crecer en un 4.5% este año, pero esas son cifras que ni siquiera quienes las preparan las conocen realmente (si no me cree, resulta que hasta los mismos del Banguat reconocen que sus cifras están equivocadas, pero no se animan a rectificar) y que, en última instancia, difícilmente reflejan la situación de cada uno de nosotros en particular. A usted que no le preocupe cuánto va a "crecer" el país, mejor ocúpese en que sus ingresos y los de su familia crezcan. Aunque usted no se dé por enterado de ello, ni le afecte, mientras más crezca usted mismo, más crece el país. Al fin y al cabo, la macroeconomía, en teoría, no es más que la suma de cada una de las transacciones que todos realizamos.
En última instancia, los retos que nos deben llamar la atención son aquellos sobre los cuales nosotros podemos hacer algo. Todos los demás podrán ser una curiosidad intelectual o un pasatiempo para tener ocupada la mente, pero igual, no podrá usted hacer nada por vencerlos.
Por favor, no me malinterprete. Hay infinidad de retos que podemos encontrar en nuestro andar por este mundo, pero no vamos a poder enfrentarlos todos y cada uno de ellos, por muy diversas razones, siendo quizás las más importantes que no somos omniscientes ni omnipresentes, así que debemos escoger los retos sobre los cuales podemos hacer algo y echarnos al ruedo. Espero sinceramente que este sea un año que le traiga muchas bendiciones y satisfacciones por una faena enfrentada con integridad. ¡Que ese sea el reto que lo apasione este año!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 5 de Enero de 2,006
¿Qué podemos lograr en el 2006?
Si no sabemos a dónde vamos, nunca llegaremos.
He dedicado bastante tiempo a leer, escuchar e investigar acerca de cómo llegar a tener una vida exitosa, no solamente en el área económica sino en todas las áreas de nuestra vida. Al final de cuentas, puedo decirle que el secreto del éxito no es la gran panacea, ni la piedra filosofal, ni un secreto que está escondido en las entrañas de la tierra disponible solamente para los iniciados en alguna oscura tradición.
En general, el secreto del éxito se puede resumir en unos pocos principios sencillos los cuales, cualquiera que los siga, casi sin excepción, alcanzará a vivir una vida plena y de muchas realizaciones. Y entonces, alguien preguntará, ¿por qué tan pocas personas pueden considerarse exitosas? ¡Allí está el detalle!, diría un recordado cómico mexicano.
En efecto, los expertos en estos temas consideran que solamente el 5% de la población tiene el ánimo, la iniciativa y la disposición para poner en práctica estos sencillos principios que lo van a encaminar hacia una vida plena y feliz. El resto, lamentablemente, se autocondenan a vivir una vida mediocre.
¿Quiere usted llegar al final de sus días lamentándose por todo lo que un día soñó pero nunca llegó a hacer? Pues quiero decirle que esto no debe ser así, y usted puede, si realmente se lo propone, cambiar su vida y lograr todos aquellos sueños que alguna vez lo apasionaron. ¿Que ya es muy tarde? Nunca lo es.
Si de veras quiere cambiar su vida, le cuento que uno de los secretos más importantes es uno que, por sencillo, parece inconsecuente: póngase metas. De hecho, el problema con la mayoría de las personas es que realmente no saben a dónde van. Y si uno no sabe a dónde va, cualquier camino es bueno, pero ninguno le va a llevar a alcanzar sus objetivos.
Estas épocas de transición entre años son propicias para, si no las tiene aún, establecerse metas. Pero no lo haga como lo ha hecho otras veces, que al llegar a mediados de enero, cuando mucho, ya ni siquiera se recuerda qué fue el objetivo que se trazó. Tómelo muy en serio, póngase metas muy definidas y que sean humanamente alcanzables.
Por ejemplo, si uno de sus propósitos en la vida es llegar a ser "millonario", pero sus ingresos actuales son bastante bajos, no se ponga como meta ser millonario el año entrante; propóngase una meta más asequible, como por ejemplo, duplicar sus ingresos el año próximo. Si se empeña en alcanzar este objetivo, lo logra, y lo repite durante varios años, en menos de lo que se imagina podrá alcanzar ese otro objetivo.
Pero lo mismo es aplicable para otras áreas. Si tiene años de no hacer ejercicio, no se proponga tener el cuerpo de Arnold Schwarzenegger para el año entrante. Mejor propóngase que por lo menos va a caminar una media hora dos o tres veces por semana.
Le doy otra idea de una meta importante para el próximo año: reconquistar a su esposa/o.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 29 de Diciembre de 2,005
He dedicado bastante tiempo a leer, escuchar e investigar acerca de cómo llegar a tener una vida exitosa, no solamente en el área económica sino en todas las áreas de nuestra vida. Al final de cuentas, puedo decirle que el secreto del éxito no es la gran panacea, ni la piedra filosofal, ni un secreto que está escondido en las entrañas de la tierra disponible solamente para los iniciados en alguna oscura tradición.
En general, el secreto del éxito se puede resumir en unos pocos principios sencillos los cuales, cualquiera que los siga, casi sin excepción, alcanzará a vivir una vida plena y de muchas realizaciones. Y entonces, alguien preguntará, ¿por qué tan pocas personas pueden considerarse exitosas? ¡Allí está el detalle!, diría un recordado cómico mexicano.
En efecto, los expertos en estos temas consideran que solamente el 5% de la población tiene el ánimo, la iniciativa y la disposición para poner en práctica estos sencillos principios que lo van a encaminar hacia una vida plena y feliz. El resto, lamentablemente, se autocondenan a vivir una vida mediocre.
¿Quiere usted llegar al final de sus días lamentándose por todo lo que un día soñó pero nunca llegó a hacer? Pues quiero decirle que esto no debe ser así, y usted puede, si realmente se lo propone, cambiar su vida y lograr todos aquellos sueños que alguna vez lo apasionaron. ¿Que ya es muy tarde? Nunca lo es.
Si de veras quiere cambiar su vida, le cuento que uno de los secretos más importantes es uno que, por sencillo, parece inconsecuente: póngase metas. De hecho, el problema con la mayoría de las personas es que realmente no saben a dónde van. Y si uno no sabe a dónde va, cualquier camino es bueno, pero ninguno le va a llevar a alcanzar sus objetivos.
Estas épocas de transición entre años son propicias para, si no las tiene aún, establecerse metas. Pero no lo haga como lo ha hecho otras veces, que al llegar a mediados de enero, cuando mucho, ya ni siquiera se recuerda qué fue el objetivo que se trazó. Tómelo muy en serio, póngase metas muy definidas y que sean humanamente alcanzables.
Por ejemplo, si uno de sus propósitos en la vida es llegar a ser "millonario", pero sus ingresos actuales son bastante bajos, no se ponga como meta ser millonario el año entrante; propóngase una meta más asequible, como por ejemplo, duplicar sus ingresos el año próximo. Si se empeña en alcanzar este objetivo, lo logra, y lo repite durante varios años, en menos de lo que se imagina podrá alcanzar ese otro objetivo.
Pero lo mismo es aplicable para otras áreas. Si tiene años de no hacer ejercicio, no se proponga tener el cuerpo de Arnold Schwarzenegger para el año entrante. Mejor propóngase que por lo menos va a caminar una media hora dos o tres veces por semana.
Le doy otra idea de una meta importante para el próximo año: reconquistar a su esposa/o.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 29 de Diciembre de 2,005
¿Y si decidiera no gastar?
La Navidad se ha independizado de su supuesto objetivo.
Lejos de servir como recordatorio del nacimiento de Jesús, la Navidad, como la vivimos en la actualidad, se ha convertido en una celebración de otras cosas. Para la mayoría, es una carrera desenfrenada por agradar a sus seres queridos a través de regalos y dádivas.
Ante esa realidad con la que a todos nos toca vivir en estos días, yo me pregunté qué pasaría si una persona decidiera, por propia voluntad, no gastar nada relacionado con estas fiestas. ¿Qué le pasaría? ¿Cómo lo enfrentarían sus familiares?
Veamos como podría discurrir la conversación de nuestro sujeto experimental, al que llamaremos Juan, con su familia:
Juan: Este año he decidido que vamos a darle a la celebración de la Navidad el verdadero significado que debe tener, por lo que no gastaremos nada en juegos artificiales, regalos o adornos, sino que simplemente celebraremos recordando el nacimiento de Jesús con una cena familiar.
Esposa: A no, Juan, eso sí que no. ¿Cómo se te ocurre pensar semejante cosa? ¿No ves que todos nuestros vecinos adornan su casa? ¿No ves que todos nuestros familiares esperan que les llevemos regalos? ¿No ves que los niños necesitan divertirse con sus amiguitos quemando cohetes y canchinflines? ¿Qué querés, que vayan como mendigos a pedirle a sus amigos que les regalen cohetes porque al tacaño de su papá se le ocurrió este año no gastar?
Juan: Es que el propósito de la Navidad no es competir con los vecinos a ver quién adorna mejor su casa. Tampoco es competir con los familiares a ver quién gasta más en los regalos que le da a los otros. Mucho menos gastarse el dinero quemando juegos artificiales.
Hijo: Ala, papá. Pero entonces, ¿qué vamos a celebrar? ¿No vamos a quemar cohetes? Y, ¿no nos vas a dar regalos?
Juan: Pero hijo, el propósito de la Navidad es que recordemos el nacimiento del señor Jesús, no que nos gastemos todo el aguinaldo en regalos.
Hijo: Pero eso estará bien para los viejos pero para nosotros los niños lo importante son los regalos que vamos a recibir y quemar cohetes, volcanes y estrellitas.
Juan: Si, hijo, pero esas son costumbres que se han ido adquiriendo con el tiempo que nada tienen que ver con el verdadero sentido de la Navidad.
Hijo: ¡Pero tú si la gozaste cuando eras niño y ahora no querés que nosotros la gocemos!
Esposa: Además, no nos vengás con esos cuentos. ¡Lo que pasa es que con el tiempo te has ido haciendo más tacaño y ahora querés privarnos a nosotros de la alegría de la Navidad!
Juan: Definitivamente, ustedes no entienden mis razones. No les importa el verdadero significado de la Navidad. Está bien, vamos a hacer lo que hace toda la gente y seguir sus costumbres. ¡Pero que conste que yo quise que fuera diferente!
Y para usted, ¿qué significa la Navidad?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de Diciembre de 2,005
Lejos de servir como recordatorio del nacimiento de Jesús, la Navidad, como la vivimos en la actualidad, se ha convertido en una celebración de otras cosas. Para la mayoría, es una carrera desenfrenada por agradar a sus seres queridos a través de regalos y dádivas.
Ante esa realidad con la que a todos nos toca vivir en estos días, yo me pregunté qué pasaría si una persona decidiera, por propia voluntad, no gastar nada relacionado con estas fiestas. ¿Qué le pasaría? ¿Cómo lo enfrentarían sus familiares?
Veamos como podría discurrir la conversación de nuestro sujeto experimental, al que llamaremos Juan, con su familia:
Juan: Este año he decidido que vamos a darle a la celebración de la Navidad el verdadero significado que debe tener, por lo que no gastaremos nada en juegos artificiales, regalos o adornos, sino que simplemente celebraremos recordando el nacimiento de Jesús con una cena familiar.
Esposa: A no, Juan, eso sí que no. ¿Cómo se te ocurre pensar semejante cosa? ¿No ves que todos nuestros vecinos adornan su casa? ¿No ves que todos nuestros familiares esperan que les llevemos regalos? ¿No ves que los niños necesitan divertirse con sus amiguitos quemando cohetes y canchinflines? ¿Qué querés, que vayan como mendigos a pedirle a sus amigos que les regalen cohetes porque al tacaño de su papá se le ocurrió este año no gastar?
Juan: Es que el propósito de la Navidad no es competir con los vecinos a ver quién adorna mejor su casa. Tampoco es competir con los familiares a ver quién gasta más en los regalos que le da a los otros. Mucho menos gastarse el dinero quemando juegos artificiales.
Hijo: Ala, papá. Pero entonces, ¿qué vamos a celebrar? ¿No vamos a quemar cohetes? Y, ¿no nos vas a dar regalos?
Juan: Pero hijo, el propósito de la Navidad es que recordemos el nacimiento del señor Jesús, no que nos gastemos todo el aguinaldo en regalos.
Hijo: Pero eso estará bien para los viejos pero para nosotros los niños lo importante son los regalos que vamos a recibir y quemar cohetes, volcanes y estrellitas.
Juan: Si, hijo, pero esas son costumbres que se han ido adquiriendo con el tiempo que nada tienen que ver con el verdadero sentido de la Navidad.
Hijo: ¡Pero tú si la gozaste cuando eras niño y ahora no querés que nosotros la gocemos!
Esposa: Además, no nos vengás con esos cuentos. ¡Lo que pasa es que con el tiempo te has ido haciendo más tacaño y ahora querés privarnos a nosotros de la alegría de la Navidad!
Juan: Definitivamente, ustedes no entienden mis razones. No les importa el verdadero significado de la Navidad. Está bien, vamos a hacer lo que hace toda la gente y seguir sus costumbres. ¡Pero que conste que yo quise que fuera diferente!
Y para usted, ¿qué significa la Navidad?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de Diciembre de 2,005
Prohibido morir
Por ridículo que parezca, regulaciones rayando en el absurdo llevaron a un alcalde a buscar decretar la prohibición de morir.
La noticia parecía ser una de las que se acostumbran publicar el 28 de diciembre (día de los inocentes), pero no lo era: un alcalde brasileño solicitó a la Cámara de Gobierno votar sobre un proyecto de ley que prohíbe morirse en el municipio de Biritiba-Mirim.
Dentro del proyecto de ley se prevé el establecimiento de sanciones para aquellos que desacaten el ordenamiento municipal (se mueran, pues), aunque no identifica cuáles serán dichas penas. Incluso se ordena que "los ciudadanos deberán cuidar de la salud para no fallecer".
Aunque toda la intención del buen alcalde brasileño es llamar la atención sobre las regulaciones de "protección ambiental" que rayan en lo absurdo y que bajo ningún motivo le autorizan la construcción de un nuevo cementerio en su municipio, aún cuando al actual ya no le cabe ni un cabello de un difunto más; no nos debería extrañar si a algún despistado diputado guatemalteco se le ocurre copiar la propuesta de ley brasileña y proponer que en Guatemala se proscriba la muerte por medio de un decreto legislativo.
Por supuesto, aquí, como son más creativos, quizá le pondrían algo así como: "Ley que establece la vida eterna en el país de Guatemala". ¡Se imagina usted la cantidad de personas que desearían residir en Guatemala luego de decretada semejante ley! ¡Nuestro país se convertiría en el principal foco de atracción para todos aquellos que le teman a la muerte y deseen cumplir ese tan antiguo deseo de encontrar la fuente de la eterna juventud!
Como es costumbre, no tardaríamos en enterarnos los rumores sobre algunos funcionarios que empiezan a vender ciudadanías falsas a todos aquellos que desean disfrutar de la vida eterna en Guatemala. Probablemente también el Inguat contrataría un nuevo estudio para cambiar el lema del país, que ahora quedaría algo así: "Viva por siempre en la eterna primavera de Guatemala".
El único problema es que cuando los buscadores de la piedra filosofal lleguen acá se darán cuenta que, con todo y las buenas intenciones de los legisladores, la burocracia complicó todo y no se ha podido implementar la vida eterna porque al Congreso se le olvidó decretar el reglamento de la ley, además que no estableció la partida presupuestaria de donde se sacarían los recursos para implementar el Instituto Nacional de la Vida Eterna.
En Brasil, como en muchas partes, los legisladores han puesto al medio ambiente por encima de las personas, lo que lleva a los extremos antes citados. Acá, como también en muchos otros países, a los legisladores se les ha subido tanto a la cabeza el poder que llegan a creer que cualquier patraña que se les ocurra puede establecerse por medio de la legislación. ¡Amolados estamos!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 15 de Diciembre de 2,005
La noticia parecía ser una de las que se acostumbran publicar el 28 de diciembre (día de los inocentes), pero no lo era: un alcalde brasileño solicitó a la Cámara de Gobierno votar sobre un proyecto de ley que prohíbe morirse en el municipio de Biritiba-Mirim.
Dentro del proyecto de ley se prevé el establecimiento de sanciones para aquellos que desacaten el ordenamiento municipal (se mueran, pues), aunque no identifica cuáles serán dichas penas. Incluso se ordena que "los ciudadanos deberán cuidar de la salud para no fallecer".
Aunque toda la intención del buen alcalde brasileño es llamar la atención sobre las regulaciones de "protección ambiental" que rayan en lo absurdo y que bajo ningún motivo le autorizan la construcción de un nuevo cementerio en su municipio, aún cuando al actual ya no le cabe ni un cabello de un difunto más; no nos debería extrañar si a algún despistado diputado guatemalteco se le ocurre copiar la propuesta de ley brasileña y proponer que en Guatemala se proscriba la muerte por medio de un decreto legislativo.
Por supuesto, aquí, como son más creativos, quizá le pondrían algo así como: "Ley que establece la vida eterna en el país de Guatemala". ¡Se imagina usted la cantidad de personas que desearían residir en Guatemala luego de decretada semejante ley! ¡Nuestro país se convertiría en el principal foco de atracción para todos aquellos que le teman a la muerte y deseen cumplir ese tan antiguo deseo de encontrar la fuente de la eterna juventud!
Como es costumbre, no tardaríamos en enterarnos los rumores sobre algunos funcionarios que empiezan a vender ciudadanías falsas a todos aquellos que desean disfrutar de la vida eterna en Guatemala. Probablemente también el Inguat contrataría un nuevo estudio para cambiar el lema del país, que ahora quedaría algo así: "Viva por siempre en la eterna primavera de Guatemala".
El único problema es que cuando los buscadores de la piedra filosofal lleguen acá se darán cuenta que, con todo y las buenas intenciones de los legisladores, la burocracia complicó todo y no se ha podido implementar la vida eterna porque al Congreso se le olvidó decretar el reglamento de la ley, además que no estableció la partida presupuestaria de donde se sacarían los recursos para implementar el Instituto Nacional de la Vida Eterna.
En Brasil, como en muchas partes, los legisladores han puesto al medio ambiente por encima de las personas, lo que lleva a los extremos antes citados. Acá, como también en muchos otros países, a los legisladores se les ha subido tanto a la cabeza el poder que llegan a creer que cualquier patraña que se les ocurra puede establecerse por medio de la legislación. ¡Amolados estamos!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 15 de Diciembre de 2,005
Los ricos y los impuestos
¿Quién paga los impuestos?
Desde que se estableció el impuesto sobre la renta, ISR, el caballito de batalla de quienes creen que los impuestos directos deben ser progresivos es que supuestamente de esa manera los que más tienen pagarán más. Sin embargo, la evidencia empírica parece contradecir esta premisa. El columnista estadounidense, Bruce Barlett, lo ilustró recientemente con datos de la recaudación del ISR durante los pasados 25 años en Estados Unidos.
Barlett inicia la ilustración con los datos recientemente publicados por el Servicio de Rentas Internas (el IRS, la SAT de ese país) sobre el año fiscal 2,003. Esos datos muestran que el uno por ciento de los contribuyentes con ingresos más altos pagaron el 34.3% de todo el ISR federal de ese año. El 5% con mejores ingresos pagó el 54.4 % del total, el 10% pagó el 65.8% y los primeros 25% de los contribuyentes pagaron el 83.9%.
Barlett continúa con los datos de 1,980, cuando el porcentaje del ISR pagado por el 1% de los contribuyentes con ingresos más altos fue sólo del 19.3%. Lo interesante de la ilustración, es que en ese momento la tasa más alta del ISR era del 70%.
En 1,981 Ronald Reagan disminuyó los impuestos y dejó la tasa más alta del ISR en 50%. Los colectivistas de siempre se rasgaron las vestiduras indicando que ese era un gigantesco regalo para los ricos. Contrario a sus lamentos, a partir de allí, el porcentaje del ISR que pagaban los ricos comenzó a incrementarse de manera estable.
Ya en 1,986 la porción del impuestos sobre la renta que pagaron el 1% de los contribuyentes con ingresos más altos subió a 25.7%. Ese año, la tasa más alta del impuesto se redujo al 28%. Nuevamente los colectivistas se lamentaron de tanto regalo para los ricos. Sin embargo, el porcentaje del impuesto sobre la renta federal pagado por el 1% de los contribuyentes con ingresos más altos continuó incrementándose. Para 1992, ya había subido a 27.5% y, como ya vimos, en el 2,003 llegó al 34.3%.
Barlett resume que el porcentaje del ISR pagado por el uno por ciento de los contribuyentes con ingresos más altos casi se duplicó durante un período de tiempo en el que la tasa más alta del impuesto se redujo a la mitad, lo que contradice la creencia populista sobre aumentar la progresividad.
El columnista comparó también cifras de otros países desarrollados y la tendencia era que a mayor tasa, menor porcentaje del ISR pagado por "los ricos".
Yo voy todavía más lejos, al indicar que esas cifras revelan lo que siempre hemos dicho, que el ISR es un impuesto a la productividad y mientras menor éste sea más se va a desarrollar el capital y mejor estará la economía. Lo ideal es eliminar ese impuesto a la productividad, para desencadenar el genio emprendedor de los guatemaltecos y que el gobierno se financie a través de un solo impuesto indirecto.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 8 de Diciembre de 2,005
Desde que se estableció el impuesto sobre la renta, ISR, el caballito de batalla de quienes creen que los impuestos directos deben ser progresivos es que supuestamente de esa manera los que más tienen pagarán más. Sin embargo, la evidencia empírica parece contradecir esta premisa. El columnista estadounidense, Bruce Barlett, lo ilustró recientemente con datos de la recaudación del ISR durante los pasados 25 años en Estados Unidos.
Barlett inicia la ilustración con los datos recientemente publicados por el Servicio de Rentas Internas (el IRS, la SAT de ese país) sobre el año fiscal 2,003. Esos datos muestran que el uno por ciento de los contribuyentes con ingresos más altos pagaron el 34.3% de todo el ISR federal de ese año. El 5% con mejores ingresos pagó el 54.4 % del total, el 10% pagó el 65.8% y los primeros 25% de los contribuyentes pagaron el 83.9%.
Barlett continúa con los datos de 1,980, cuando el porcentaje del ISR pagado por el 1% de los contribuyentes con ingresos más altos fue sólo del 19.3%. Lo interesante de la ilustración, es que en ese momento la tasa más alta del ISR era del 70%.
En 1,981 Ronald Reagan disminuyó los impuestos y dejó la tasa más alta del ISR en 50%. Los colectivistas de siempre se rasgaron las vestiduras indicando que ese era un gigantesco regalo para los ricos. Contrario a sus lamentos, a partir de allí, el porcentaje del ISR que pagaban los ricos comenzó a incrementarse de manera estable.
Ya en 1,986 la porción del impuestos sobre la renta que pagaron el 1% de los contribuyentes con ingresos más altos subió a 25.7%. Ese año, la tasa más alta del impuesto se redujo al 28%. Nuevamente los colectivistas se lamentaron de tanto regalo para los ricos. Sin embargo, el porcentaje del impuesto sobre la renta federal pagado por el 1% de los contribuyentes con ingresos más altos continuó incrementándose. Para 1992, ya había subido a 27.5% y, como ya vimos, en el 2,003 llegó al 34.3%.
Barlett resume que el porcentaje del ISR pagado por el uno por ciento de los contribuyentes con ingresos más altos casi se duplicó durante un período de tiempo en el que la tasa más alta del impuesto se redujo a la mitad, lo que contradice la creencia populista sobre aumentar la progresividad.
El columnista comparó también cifras de otros países desarrollados y la tendencia era que a mayor tasa, menor porcentaje del ISR pagado por "los ricos".
Yo voy todavía más lejos, al indicar que esas cifras revelan lo que siempre hemos dicho, que el ISR es un impuesto a la productividad y mientras menor éste sea más se va a desarrollar el capital y mejor estará la economía. Lo ideal es eliminar ese impuesto a la productividad, para desencadenar el genio emprendedor de los guatemaltecos y que el gobierno se financie a través de un solo impuesto indirecto.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 8 de Diciembre de 2,005
Sin remordimientos
La aventura empresarial debe fomentarse y admirarse, no obstaculizarse.
A raíz de mi artículo de la semana pasada sobre el orgullo de ser rico, en uno de los foros de nuestro sitio (www.radiopolis.info) recibí un comentario de uno de los lectores que me pareció bastante atinado, por lo que creí conveniente compartirlo con ustedes:
"Qué difícil fue correr el riesgo de dejar la estabilidad del sueldo fijo y meterme en la búsqueda de un sueño. Cuántas proyecciones, cálculos y planificaciones; todo un estudio comparativo entre ilusiones y temores para aterrizar en el inevitable recorte de los sueños y deseos al llano nivel de la realidad; y luego, después de los engorrosos trámites de ley; jornadas de arduo trabajo; horas, días, semanas y meses que se convirtieron en años sin descanso; largas noches de insomnio buscando la inspiración creativa necesaria para cubrir planillas, bonos 14, aguinaldos y otras prestaciones, alternado con sudorosas pesadillas protagonizadas por cobradores, acreedores y colectores de la SAT buscando cada quien echar mano a su respectiva tajada. "Gastritis, hipertensión y neuralgias son algunos de mis achaques causados, en buena parte, por el peso de la responsabilidad que siempre he sentido por mis "explotados empleados" aunque algunos de ellos, después de cobrar el finiquito respectivo y verme en la ruina, se despidieron con burlas, maldiciones y uno que otro escupitajo. "Y es que, en eso de 'tronar' y tocar fondo soy todo un experto, pero nada de este 'vía crucis' ha podido diluir la convicción de que soy capaz de alcanzar mis sueños. Es que tengo esa 'mezquina' ilusión (la sociedad me perdone) de ser próspero y tener más de lo que necesito, pero no para ver sobre los hombros a los que tienen menos, sino para forjar un mejor futuro para mis hijos y poder envejecer digna y felizmente con la mujer que amo. "Me importa un comino que, en la búsqueda de la realización de mis sueños, algún ignorante de lo que significa ser emprendedor me llame "explotador maldito" o algo peor, porque gracias a mi decisión de correr el riesgo, he visto mejorar el nivel y calidad de vida de los pocos empleados que Dios, a quien doy infinitas gracias por todo, me ha permitido tener. "Estoy totalmente de acuerdo con vos, Jorge Jacobs, y, aunque estoy muy lejos de llegar a ser rico, me siento orgulloso de estar en camino de serlo algún día".
Esta contribución ilustra cómo la aventura empresarial continúa siendo incomprendida por muchos. Pero no nos perdamos. Lo que Guatemala necesita urgentemente son muchísimos de esos arriesgados empresarios que, a pesar de todos los obstáculos y dificultades que se les presentan, siempre encuentran la forma de salir a flote, y con ellos, al país. Que Dios bendiga a los emprendedores y convierta a muchos que todavía no lo son.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 1 de Diciembre de 2,005
A raíz de mi artículo de la semana pasada sobre el orgullo de ser rico, en uno de los foros de nuestro sitio (www.radiopolis.info) recibí un comentario de uno de los lectores que me pareció bastante atinado, por lo que creí conveniente compartirlo con ustedes:
"Qué difícil fue correr el riesgo de dejar la estabilidad del sueldo fijo y meterme en la búsqueda de un sueño. Cuántas proyecciones, cálculos y planificaciones; todo un estudio comparativo entre ilusiones y temores para aterrizar en el inevitable recorte de los sueños y deseos al llano nivel de la realidad; y luego, después de los engorrosos trámites de ley; jornadas de arduo trabajo; horas, días, semanas y meses que se convirtieron en años sin descanso; largas noches de insomnio buscando la inspiración creativa necesaria para cubrir planillas, bonos 14, aguinaldos y otras prestaciones, alternado con sudorosas pesadillas protagonizadas por cobradores, acreedores y colectores de la SAT buscando cada quien echar mano a su respectiva tajada. "Gastritis, hipertensión y neuralgias son algunos de mis achaques causados, en buena parte, por el peso de la responsabilidad que siempre he sentido por mis "explotados empleados" aunque algunos de ellos, después de cobrar el finiquito respectivo y verme en la ruina, se despidieron con burlas, maldiciones y uno que otro escupitajo. "Y es que, en eso de 'tronar' y tocar fondo soy todo un experto, pero nada de este 'vía crucis' ha podido diluir la convicción de que soy capaz de alcanzar mis sueños. Es que tengo esa 'mezquina' ilusión (la sociedad me perdone) de ser próspero y tener más de lo que necesito, pero no para ver sobre los hombros a los que tienen menos, sino para forjar un mejor futuro para mis hijos y poder envejecer digna y felizmente con la mujer que amo. "Me importa un comino que, en la búsqueda de la realización de mis sueños, algún ignorante de lo que significa ser emprendedor me llame "explotador maldito" o algo peor, porque gracias a mi decisión de correr el riesgo, he visto mejorar el nivel y calidad de vida de los pocos empleados que Dios, a quien doy infinitas gracias por todo, me ha permitido tener. "Estoy totalmente de acuerdo con vos, Jorge Jacobs, y, aunque estoy muy lejos de llegar a ser rico, me siento orgulloso de estar en camino de serlo algún día".
Esta contribución ilustra cómo la aventura empresarial continúa siendo incomprendida por muchos. Pero no nos perdamos. Lo que Guatemala necesita urgentemente son muchísimos de esos arriesgados empresarios que, a pesar de todos los obstáculos y dificultades que se les presentan, siempre encuentran la forma de salir a flote, y con ellos, al país. Que Dios bendiga a los emprendedores y convierta a muchos que todavía no lo son.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 1 de Diciembre de 2,005
El orgullo de ser rico
Si la riqueza es de buena procedencia, no hay por qué avergonzarse.
Uno de los principales problemas que nos impide prosperar es que, aunque casi todos quisiéramos ser ricos, la mayoría desprecia a los que ya lo son. En casi todos los casos, aunque no lo quieran reconocer, las personas desprecian al rico porque no son ellos. Le garantizo que si los papeles se invirtieran, otro gallo cantaría.
Quiero aclarar que al hablar de riqueza me refiero a aquellas que se crean como consecuencia de una correcta utilización de los recursos para brindar bienes y servicios a las demás personas, para lo cual, quien crea la riqueza, lo hace necesariamente mejorando las condiciones de vida de los demás.
No me refiero a las riquezas mal habidas procedentes de crímenes, corrupción o, más sutilmente, del aprovechamiento del poder coercitivo del gobierno para provecho personal, tal y como pasa en un modelo mercantilista como el que hemos tenido por tanto tiempo en nuestro país. Por supuesto que no me refiero a la riqueza de Alfonso Portillo y demás compinches, por ejemplo.
No, me refiero a las fortunas creadas con el esfuerzo, el trabajo, la ingeniosidad y la creatividad de muchos emprendedores que, probablemente iniciando desde la nada, lograron servir tan bien a sus semejantes que éstos les retribuyeron con su preferencia y los enriquecieron.
Pues bien, resulta que, como consecuencia de ese generalizado desprecio hacia los exitosos, la gente productiva que se esfuerza en crear bienes y servicios para mejorar la calidad de vida de la gente, muchas veces se encuentra frente a situaciones en las que tiene que pedir permiso para poder producir o disculpas por sus éxitos. Lo peor de todo es que ante este panorama, lejos de rebelarse, muchos empresarios apoyan los castigos y restricciones, disculpándose por su productividad. Ayn Rand le llamaba a ese concepto el "Consentimiento de la víctima" (Sanction of the victim).
En otras sociedades, el empresario exitoso, el "self-made millionaire" (la persona que hace fortuna empezando de la nada), es admirado y muchos anhelan seguir su ejemplo. En la nuestra, quienes logran hacer fortuna a pesar de todas las contrariedades que deben enfrentar, al final paran siendo despreciados, y muchos, con cargo de conciencia, se dedican a "obras sociales" con las cuales creen que podrán "limpiar su conciencia" por el "pecado" de haber sido exitosos.
Esto no debe seguir así. Lo que no entiende la mayoría de personas es que lo contrario de la pobreza es la riqueza y si lo que queremos es eliminar la pobreza, la mejor vía es creando riqueza. Pero no lo lograremos mientras sigamos unos resintiendo la riqueza bien ganada de otros y los otros avergonzados de esa riqueza generada en buena lid.
¡Dejemos de ser víctimas! ¡La pobreza se combate con riqueza!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 24 de Noviembre de 2,005
Uno de los principales problemas que nos impide prosperar es que, aunque casi todos quisiéramos ser ricos, la mayoría desprecia a los que ya lo son. En casi todos los casos, aunque no lo quieran reconocer, las personas desprecian al rico porque no son ellos. Le garantizo que si los papeles se invirtieran, otro gallo cantaría.
Quiero aclarar que al hablar de riqueza me refiero a aquellas que se crean como consecuencia de una correcta utilización de los recursos para brindar bienes y servicios a las demás personas, para lo cual, quien crea la riqueza, lo hace necesariamente mejorando las condiciones de vida de los demás.
No me refiero a las riquezas mal habidas procedentes de crímenes, corrupción o, más sutilmente, del aprovechamiento del poder coercitivo del gobierno para provecho personal, tal y como pasa en un modelo mercantilista como el que hemos tenido por tanto tiempo en nuestro país. Por supuesto que no me refiero a la riqueza de Alfonso Portillo y demás compinches, por ejemplo.
No, me refiero a las fortunas creadas con el esfuerzo, el trabajo, la ingeniosidad y la creatividad de muchos emprendedores que, probablemente iniciando desde la nada, lograron servir tan bien a sus semejantes que éstos les retribuyeron con su preferencia y los enriquecieron.
Pues bien, resulta que, como consecuencia de ese generalizado desprecio hacia los exitosos, la gente productiva que se esfuerza en crear bienes y servicios para mejorar la calidad de vida de la gente, muchas veces se encuentra frente a situaciones en las que tiene que pedir permiso para poder producir o disculpas por sus éxitos. Lo peor de todo es que ante este panorama, lejos de rebelarse, muchos empresarios apoyan los castigos y restricciones, disculpándose por su productividad. Ayn Rand le llamaba a ese concepto el "Consentimiento de la víctima" (Sanction of the victim).
En otras sociedades, el empresario exitoso, el "self-made millionaire" (la persona que hace fortuna empezando de la nada), es admirado y muchos anhelan seguir su ejemplo. En la nuestra, quienes logran hacer fortuna a pesar de todas las contrariedades que deben enfrentar, al final paran siendo despreciados, y muchos, con cargo de conciencia, se dedican a "obras sociales" con las cuales creen que podrán "limpiar su conciencia" por el "pecado" de haber sido exitosos.
Esto no debe seguir así. Lo que no entiende la mayoría de personas es que lo contrario de la pobreza es la riqueza y si lo que queremos es eliminar la pobreza, la mejor vía es creando riqueza. Pero no lo lograremos mientras sigamos unos resintiendo la riqueza bien ganada de otros y los otros avergonzados de esa riqueza generada en buena lid.
¡Dejemos de ser víctimas! ¡La pobreza se combate con riqueza!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 24 de Noviembre de 2,005
Hotel Praesidium
Lo menos que esperaríamos los ciudadanos es que los reos por lo menos trabajen para su sustento.
Las cárceles en Guatemala son un excelente hotel de recreo para los criminales. Adentro de las cárceles el control no lo tienen las autoridades, sino los presidiarios. Como era de esperarse, son los peores criminales quienes paran "reinando", y los menos violentos quienes pagan el pato.
Yo creo que el problema de las cárceles es bastante complejo, pero para resolverlo, lo primero que tienen que hacer las autoridades es retomar efectivamente el control de las mismas. Luego se deben buscar varias soluciones, siendo la primera, el que los reos no se conviertan en una carga para los contribuyentes. Y, ¿cómo se logra eso? Pues haciéndolos que trabajen para ganarse su propio sustento.
Por supuesto que eso es "políticamente incorrecto", muchos pondrán el grito en el cielo y algunos incluso llegarán a calificarlo de inconstitucional, pero yo creo que no lo es. Veamos:
"Artículo 19. Sistema penitenciario. El sistema penitenciario debe tender a la readaptación social y a la reeducación de los reclusos y cumplir en el tratamiento de los mismos, con las siguientes normas mínimas:
a) Deben ser tratados como seres humanos; no deben ser discriminados por motivo alguno, ni podrán infligírseles tratos crueles, torturas físicas, morales, psíquicas, coacciones o molestias, trabajos incompatibles con su estado físico, acciones denigrantes a su dignidad, o hacerles víctimas de exacciones, ni ser sometidos a
experimentos científicos;…"
Creo que poner a trabajar a los reos es una de las mejores formas de "readaptarlos socialmente". O qué, ¿se readaptarán mejor siendo unos perfectos vagos y holgazanes, maquinando más fechorías mientras son mantenidos por los contribuyentes?
Y como la Constitución dice también que se les debe reeducar pues que, adicionalmente al trabajo, también estén obligados a tomar clases dentro de la cárcel.
De allí en adelante, creo que el trabajo no es ni un "trato cruel", ni una "tortura física, moral, psíquica", ni una "coacción o molestia" (tal vez para los vagos, pero asumiremos que los reos no lo son). Por supuesto, estoy de acuerdo con que no se les ponga "trabajo incompatible con su estado físico", y estoy plenamente convencido que ningún trabajo es "denigrante a la dignidad" de nadie, ni es una "exacción", mucho menos un "experimento científico".
Piénselo por un momento, ¿acaso no se espera de toda persona que trabaje para sustentarse? ¿Acaso no es eso lo que hacemos todos los días, y además tenemos que pagar impuestos para mantener a los criminales vagando?
Creo que lo menos que esperaríamos los ciudadanos es que los presidiarios por lo menos trabajen para su sustento. Y el que no quiere trabajar, pues que no coma. ¿Acaso no los ciudadanos honrados estamos sujetos a esta misma limitación?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 17 de Noviembre de 2,005
Las cárceles en Guatemala son un excelente hotel de recreo para los criminales. Adentro de las cárceles el control no lo tienen las autoridades, sino los presidiarios. Como era de esperarse, son los peores criminales quienes paran "reinando", y los menos violentos quienes pagan el pato.
Yo creo que el problema de las cárceles es bastante complejo, pero para resolverlo, lo primero que tienen que hacer las autoridades es retomar efectivamente el control de las mismas. Luego se deben buscar varias soluciones, siendo la primera, el que los reos no se conviertan en una carga para los contribuyentes. Y, ¿cómo se logra eso? Pues haciéndolos que trabajen para ganarse su propio sustento.
Por supuesto que eso es "políticamente incorrecto", muchos pondrán el grito en el cielo y algunos incluso llegarán a calificarlo de inconstitucional, pero yo creo que no lo es. Veamos:
"Artículo 19. Sistema penitenciario. El sistema penitenciario debe tender a la readaptación social y a la reeducación de los reclusos y cumplir en el tratamiento de los mismos, con las siguientes normas mínimas:
a) Deben ser tratados como seres humanos; no deben ser discriminados por motivo alguno, ni podrán infligírseles tratos crueles, torturas físicas, morales, psíquicas, coacciones o molestias, trabajos incompatibles con su estado físico, acciones denigrantes a su dignidad, o hacerles víctimas de exacciones, ni ser sometidos a
experimentos científicos;…"
Creo que poner a trabajar a los reos es una de las mejores formas de "readaptarlos socialmente". O qué, ¿se readaptarán mejor siendo unos perfectos vagos y holgazanes, maquinando más fechorías mientras son mantenidos por los contribuyentes?
Y como la Constitución dice también que se les debe reeducar pues que, adicionalmente al trabajo, también estén obligados a tomar clases dentro de la cárcel.
De allí en adelante, creo que el trabajo no es ni un "trato cruel", ni una "tortura física, moral, psíquica", ni una "coacción o molestia" (tal vez para los vagos, pero asumiremos que los reos no lo son). Por supuesto, estoy de acuerdo con que no se les ponga "trabajo incompatible con su estado físico", y estoy plenamente convencido que ningún trabajo es "denigrante a la dignidad" de nadie, ni es una "exacción", mucho menos un "experimento científico".
Piénselo por un momento, ¿acaso no se espera de toda persona que trabaje para sustentarse? ¿Acaso no es eso lo que hacemos todos los días, y además tenemos que pagar impuestos para mantener a los criminales vagando?
Creo que lo menos que esperaríamos los ciudadanos es que los presidiarios por lo menos trabajen para su sustento. Y el que no quiere trabajar, pues que no coma. ¿Acaso no los ciudadanos honrados estamos sujetos a esta misma limitación?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 17 de Noviembre de 2,005
¡Arde París!
El problema no se resuelve con más estado benefactor.
Los carros arden. Comercios también. Jóvenes de los barrios pobres corren por doquier dando rienda suelta a sus frustraciones al amparo de la noche. No preguntan quién se las debe sino quién se las paga, descargando su furia y rabia en las posesiones de otros, tanto o más pobres que ellos. ¿Una escena en un típico barrio de la periferia de la ciudad de Guatemala? Podría ser, pero no lo es en esta ocasión. Es en un lugar atípico, la ciudad Luz, Paris y sus alrededores.
El mundo contempla perplejo. Los gobernantes franceses atribuyen los problemas a la "falta de oportunidades" de los jóvenes en esos barrios y deciden apuntar allí los cañones del estado benefactor para, según ellos, mejorar la situación de vida de los inmigrantes y con eso resolver los problemas.
No se han percatado que una de las principales raíces del problema está precisamente en las consecuencias del estado benefactor aplicado a lo largo de varias décadas bajo la inspiración del "Modelo Social Europeo", del cual Francia es estandarte.
La principal característica de este modelo es un "gran estado", con altos impuestos, un mercado laboral altamente regulado, monopolios estatales, grandes sistemas de seguridad social y un "capitalismo estatal".
Esta mentalidad de "gran estado" crea y refuerza muchas de las condiciones que llevan a la clase de desesperación social manifestándose ahora en Paris. Un mercado laboral altamente regulado crea desempleo. Aún quienes tienen empleo no se sienten seguros porque saben lo difícil que es obtener uno nuevo, si lo pierden. Los jóvenes, aún con mucha educación, no encuentran empleos.
Los altos impuestos que se requieren para mantener un sistema así, no sólo reducen las oportunidades de mejorar a las personas, sino también obstaculizan el crecimiento de la economía. Las pequeñas empresas tienen que pagar altos impuestos y están altamente reguladas, lo que obstaculiza su crecimiento y la consecuente creación de empleo. En casi todas partes del mundo, la principal fuente creación de nuevos empleos proviene de las pequeñas empresas, esas que son precisamente las que más sufren con las altas cargas del Estado Benefactor.
Los efectos del modelo les pegan más duro a los inmigrantes. Los mercados de vivienda regulados producen ghettos en los suburbios, en donde la tasa de desempleo, especialmente entre los jóvenes es altísima. Si a ello le añadimos el componente fundamentalista que se aprovecha de esas situaciones, no nos debería extrañar los resultados.
Muchos de los problemas actuales se podrían reducir si se hicieran reformas para liberar a los europeos de la pesada carga del estado benefactor. Lamentablemente, allá, al igual que aquí, eso es "políticamente incorrecto" y más importante que unos cuantos inmigrantes revoltosos.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 10 de Noviembre de 2,005
Los carros arden. Comercios también. Jóvenes de los barrios pobres corren por doquier dando rienda suelta a sus frustraciones al amparo de la noche. No preguntan quién se las debe sino quién se las paga, descargando su furia y rabia en las posesiones de otros, tanto o más pobres que ellos. ¿Una escena en un típico barrio de la periferia de la ciudad de Guatemala? Podría ser, pero no lo es en esta ocasión. Es en un lugar atípico, la ciudad Luz, Paris y sus alrededores.
El mundo contempla perplejo. Los gobernantes franceses atribuyen los problemas a la "falta de oportunidades" de los jóvenes en esos barrios y deciden apuntar allí los cañones del estado benefactor para, según ellos, mejorar la situación de vida de los inmigrantes y con eso resolver los problemas.
No se han percatado que una de las principales raíces del problema está precisamente en las consecuencias del estado benefactor aplicado a lo largo de varias décadas bajo la inspiración del "Modelo Social Europeo", del cual Francia es estandarte.
La principal característica de este modelo es un "gran estado", con altos impuestos, un mercado laboral altamente regulado, monopolios estatales, grandes sistemas de seguridad social y un "capitalismo estatal".
Esta mentalidad de "gran estado" crea y refuerza muchas de las condiciones que llevan a la clase de desesperación social manifestándose ahora en Paris. Un mercado laboral altamente regulado crea desempleo. Aún quienes tienen empleo no se sienten seguros porque saben lo difícil que es obtener uno nuevo, si lo pierden. Los jóvenes, aún con mucha educación, no encuentran empleos.
Los altos impuestos que se requieren para mantener un sistema así, no sólo reducen las oportunidades de mejorar a las personas, sino también obstaculizan el crecimiento de la economía. Las pequeñas empresas tienen que pagar altos impuestos y están altamente reguladas, lo que obstaculiza su crecimiento y la consecuente creación de empleo. En casi todas partes del mundo, la principal fuente creación de nuevos empleos proviene de las pequeñas empresas, esas que son precisamente las que más sufren con las altas cargas del Estado Benefactor.
Los efectos del modelo les pegan más duro a los inmigrantes. Los mercados de vivienda regulados producen ghettos en los suburbios, en donde la tasa de desempleo, especialmente entre los jóvenes es altísima. Si a ello le añadimos el componente fundamentalista que se aprovecha de esas situaciones, no nos debería extrañar los resultados.
Muchos de los problemas actuales se podrían reducir si se hicieran reformas para liberar a los europeos de la pesada carga del estado benefactor. Lamentablemente, allá, al igual que aquí, eso es "políticamente incorrecto" y más importante que unos cuantos inmigrantes revoltosos.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 10 de Noviembre de 2,005
El taxi del terror
Tenga mucho cuidado con los taxis que toma, y si ve este, ¡huya!
El joven había asistido a una reunión después del trabajo y no tenía cómo volver a su casa, así que esperó un tiempo a ver si pasaba algún taxi rotativo vacío. Para su mala fortuna el taxi que pasó le deparaba una aterradora aventura.
El taxi no despertaba mayores sospechas. Era blanco y pequeño, como tantos otros que circulan a diario por la capital. El chofer no tenía planta de marero, asaltante o secuestrador. Abordó el taxi. Pasadas unas cuantas cuadras en la dirección convenida, sus temores y niveles de adrenalina comenzaron a disminuir.
Sin embargo, un poco antes del final de la avenida La Castellana, repentinamente, el taxi viró a la derecha, adentrándose en la zona 8. Su primera reacción fue abrir la puerta y tirarse del carro. La adrenalina voló por las nubes cuando se percató que las puertas tenían puesto el "seguro de niños" y no se podían abrir desde adentro.
La siguiente reacción fue recordar al chofer toda su parentela y forcejear con él. El gancho de izquierda lo dejó medio atolondrado. No se había todavía repuesto del golpe del chofer cuando vio que éste cruzaba nuevamente, ahora a la izquierda, para desembocar en un callejón sin salida que daba al final, gradas de por medio, con el Boulevard Liberación.
El callejón estaba medio iluminado por una lámpara de alumbrado público al centro. El taxi se detuvo cerca del final. De las sombras, rápidamente surgieron un par de sujetos, estos sí con cara de presidiarios recién salidos del Infiernito, que lo bajaron a empujones del vehículo, lo golpearon y procedieron a despojarlo de todas sus pertenencias, incluyendo la ropa. Uno de los sujetos, su cara llena de lascivia, lo tiró de bruces en la calle de adoquín y abusó de él durante unos interminables minutos que más parecieron una eternidad.
Satisfechas sus "necesidades", los asaltantes y violadores se subieron ágilmente al taxi, en el que desaparecieron a la vuelta de la esquina. El quedó sólo, desnudo; lastimado y asqueado, intentando recobrar la compostura para volver a la vida que por un momento pensó acabaría en la fría noche de viernes…
Antes que crea que esta es una historia de "halloween" déjeme decirle que no tiene nada de ficción. Es una escena que se repite hasta tres y cuatro veces por noche en el callejón arriba descrito. Por más que los vecinos del lugar han llamado innumerables veces a la Policía, la historia se sigue repitiendo. Los vecinos incluso han dado hasta los datos del taxi a la policía, Taxi blanco, pequeño, con el número de unidad 3683, placa 737BBI, y hasta lleva pintado un número de celular 5216-9167(que está desconectado). Ya que la policía no hace nada por capturar a los taxistas criminales, lo único que queda es advertir a la ciudadanía: si ve ese taxi, no lo pare, ¡huya!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 3 de noviembre de 2,005
El joven había asistido a una reunión después del trabajo y no tenía cómo volver a su casa, así que esperó un tiempo a ver si pasaba algún taxi rotativo vacío. Para su mala fortuna el taxi que pasó le deparaba una aterradora aventura.
El taxi no despertaba mayores sospechas. Era blanco y pequeño, como tantos otros que circulan a diario por la capital. El chofer no tenía planta de marero, asaltante o secuestrador. Abordó el taxi. Pasadas unas cuantas cuadras en la dirección convenida, sus temores y niveles de adrenalina comenzaron a disminuir.
Sin embargo, un poco antes del final de la avenida La Castellana, repentinamente, el taxi viró a la derecha, adentrándose en la zona 8. Su primera reacción fue abrir la puerta y tirarse del carro. La adrenalina voló por las nubes cuando se percató que las puertas tenían puesto el "seguro de niños" y no se podían abrir desde adentro.
La siguiente reacción fue recordar al chofer toda su parentela y forcejear con él. El gancho de izquierda lo dejó medio atolondrado. No se había todavía repuesto del golpe del chofer cuando vio que éste cruzaba nuevamente, ahora a la izquierda, para desembocar en un callejón sin salida que daba al final, gradas de por medio, con el Boulevard Liberación.
El callejón estaba medio iluminado por una lámpara de alumbrado público al centro. El taxi se detuvo cerca del final. De las sombras, rápidamente surgieron un par de sujetos, estos sí con cara de presidiarios recién salidos del Infiernito, que lo bajaron a empujones del vehículo, lo golpearon y procedieron a despojarlo de todas sus pertenencias, incluyendo la ropa. Uno de los sujetos, su cara llena de lascivia, lo tiró de bruces en la calle de adoquín y abusó de él durante unos interminables minutos que más parecieron una eternidad.
Satisfechas sus "necesidades", los asaltantes y violadores se subieron ágilmente al taxi, en el que desaparecieron a la vuelta de la esquina. El quedó sólo, desnudo; lastimado y asqueado, intentando recobrar la compostura para volver a la vida que por un momento pensó acabaría en la fría noche de viernes…
Antes que crea que esta es una historia de "halloween" déjeme decirle que no tiene nada de ficción. Es una escena que se repite hasta tres y cuatro veces por noche en el callejón arriba descrito. Por más que los vecinos del lugar han llamado innumerables veces a la Policía, la historia se sigue repitiendo. Los vecinos incluso han dado hasta los datos del taxi a la policía, Taxi blanco, pequeño, con el número de unidad 3683, placa 737BBI, y hasta lleva pintado un número de celular 5216-9167(que está desconectado). Ya que la policía no hace nada por capturar a los taxistas criminales, lo único que queda es advertir a la ciudadanía: si ve ese taxi, no lo pare, ¡huya!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 3 de noviembre de 2,005
Mitos del calentamiento
Todavía hay muchas incógnitas y ya se han generado muchos mitos.
Mi artículo de la semana pasada sobre el calentamiento global generó bastante controversia. Era de esperarse, tomando en cuenta que el conocimiento del término está casi tan extendido como su incomprensión.
Debo confesar que, desde siempre, el escepticismo me ha acompañado, particularmente ante declaraciones que, a mi modo de ver, van en contra del sentido común, y mi escepticismo se incrementa exponencialmente cuando estas declaraciones provienen del todopoderoso "establishment" de la burocracia internacional, que navega con bandera de buenas intenciones, pero que en la mayoría de los casos, va derechito al infierno.
El caso del calentamiento global, y particularmente las razones que podrían estar detrás, es uno más de los que elevan mi escepticismo, especialmente cuando veo que es utilizado como excusa para agendas políticas muy variadas en las que lo importante no es encontrar la verdad, ni evidencias científicos que la respalden, sino lograr los objetivos de grupos de interés.
En la actualidad todavía es mucho lo que desconocemos de cómo funciona el sistema climático del planeta. Pero eso la saben los científicos, los de la agenda política, prefieren obviar este hecho y alimentar la mitología climática.
A manera de ejemplo, menciono algunos de los mitos.
Mito: La temperatura global está subiendo a un paso acelerado.
Los hechos: Las observaciones hechas por satélites, globos y en lugares montañosos durante las últimas tres décadas no muestran un cambio significativo en la curva de incremento de largo plazo de la temperatura global.
El promedio de las mediciones hechas en estaciones terrenas si muestra un leve incremento durante los últimos 100 años, pero todavía dentro de las variaciones naturales que se tienen registradas del último milenio. En última instancia, esto puede atribuirse a que la red de estaciones terrenas padece de una distribución no pareja alrededor del mundo; las estaciones generalmente están colocadas en áreas urbanas e industriales crecientes, las que muestran lecturas más altas que las áreas rurales adyacentes.
Mito: Los polos de la tierra se están calentando; las capas polares de hielo se están rompiendo y derritiendo y el nivel del mar está subiendo.
Hechos: La tierra es variable. El ártico occidental puede estar volviéndose más templado, debido a eventos cíclicos no relacionados en el Océano Pacífico, pero el ártico oriental y Groenlandia se están enfriando. La pequeña península de Palmer en la Antártica se está templando, mientras que la Antártica como continente se está enfriando.
Lo importante es no dejarse llevar por el primer canto de sirena que uno escucha, sino seguir en la búsqueda.
P.S. Si quiere conocer más sobre los mitos del calentamiento global, lo invito nuevamente a visitar el sitio www.friendsofscience.org. Por algunos correos que recibí: ojo que la dirección termina en .org y no en .com.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 27 de octubre de 2,005
Mi artículo de la semana pasada sobre el calentamiento global generó bastante controversia. Era de esperarse, tomando en cuenta que el conocimiento del término está casi tan extendido como su incomprensión.
Debo confesar que, desde siempre, el escepticismo me ha acompañado, particularmente ante declaraciones que, a mi modo de ver, van en contra del sentido común, y mi escepticismo se incrementa exponencialmente cuando estas declaraciones provienen del todopoderoso "establishment" de la burocracia internacional, que navega con bandera de buenas intenciones, pero que en la mayoría de los casos, va derechito al infierno.
El caso del calentamiento global, y particularmente las razones que podrían estar detrás, es uno más de los que elevan mi escepticismo, especialmente cuando veo que es utilizado como excusa para agendas políticas muy variadas en las que lo importante no es encontrar la verdad, ni evidencias científicos que la respalden, sino lograr los objetivos de grupos de interés.
En la actualidad todavía es mucho lo que desconocemos de cómo funciona el sistema climático del planeta. Pero eso la saben los científicos, los de la agenda política, prefieren obviar este hecho y alimentar la mitología climática.
A manera de ejemplo, menciono algunos de los mitos.
Mito: La temperatura global está subiendo a un paso acelerado.
Los hechos: Las observaciones hechas por satélites, globos y en lugares montañosos durante las últimas tres décadas no muestran un cambio significativo en la curva de incremento de largo plazo de la temperatura global.
El promedio de las mediciones hechas en estaciones terrenas si muestra un leve incremento durante los últimos 100 años, pero todavía dentro de las variaciones naturales que se tienen registradas del último milenio. En última instancia, esto puede atribuirse a que la red de estaciones terrenas padece de una distribución no pareja alrededor del mundo; las estaciones generalmente están colocadas en áreas urbanas e industriales crecientes, las que muestran lecturas más altas que las áreas rurales adyacentes.
Mito: Los polos de la tierra se están calentando; las capas polares de hielo se están rompiendo y derritiendo y el nivel del mar está subiendo.
Hechos: La tierra es variable. El ártico occidental puede estar volviéndose más templado, debido a eventos cíclicos no relacionados en el Océano Pacífico, pero el ártico oriental y Groenlandia se están enfriando. La pequeña península de Palmer en la Antártica se está templando, mientras que la Antártica como continente se está enfriando.
Lo importante es no dejarse llevar por el primer canto de sirena que uno escucha, sino seguir en la búsqueda.
P.S. Si quiere conocer más sobre los mitos del calentamiento global, lo invito nuevamente a visitar el sitio www.friendsofscience.org. Por algunos correos que recibí: ojo que la dirección termina en .org y no en .com.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 27 de octubre de 2,005
¿Cuál calentamiento?
¿Somos los seres humanos los culpables de los cambios en el clima?
Es impactante cómo muchas personas, incluso quienes uno creería que están bien informados, dan por sentado que lo que dicen algunos burócratas de las Naciones Unidas es casi equivalente a que Dios mismo se sentara a escribir sus reportes.
La crisis ocasionada en nuestro país por el paso de la tormenta Stan nos permitió ver cómo, casi sin excepción, desde políticos hasta lustradores, pasando por "intelectuales" y casi todo el resto de la población, abrazaron el dogma del "calentamiento global ocasionado por el hombre (y la mujer, por supuesto)" como LA explicación detrás de todas las tragedias recientes en las que la naturaleza ha estado involucrada.
Pues déjeme decirle que lo que dicen los burócratas de la ONU en el "Resumen para responsables de políticas" de los reportes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) no son, ni remotamente, la palabra de Dios, ni siquiera tienen el completo aval de algunos de los científicos que trabajan en esa misma organización, no digamos de TODA la comunidad científica.
Para quienes no están enterados, les cuento que existe una gran corriente científica que argumenta, primero, que no hay evidencia ni datos suficientes para establecer con la certeza con la que lo hacen los burócratas de la ONU que el mundo va directo a su destrucción si no se aplican sus recetas.
Lo que es más, de lo que sí hay bastante evidencia científica es que no existe una relación directa entre los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera y el "calentamiento global".
Quizá lo más importante de comprender es que los tiempos geológicos distan mucho de ser los mismos de los "humanos" y con la poca información que se tiene de los últimos milenios, apenas se empieza a comprender que el clima sufre diversos ciclos de enfriamiento y calentamiento, que nada tienen que ver con la acción humana y si con otros factores, como por ejemplo, la influencia de los cambios en la superficie solar.
Echarle la culpa de las recientes tragedias al calentamiento global, y además a la humanidad, por supuestamente ocasionarlo, es una gran arrogancia sin suficientes bases científicas.
En donde si tiene parte de la culpa el ser humano, no es en que se generen las tormentas sino en los estragos que dejan a su paso, principalmente por no tomar precauciones, como reforestar, tanto en los montes como en las cuencas de los ríos. Y eso, por aquello de las dudas, en gran parte se debe a que muchas de esas áreas, no son propiedad privada, sino del Estado. ¿Por qué será que mientras más se analizan las cosas, más se da uno cuenta de las tragedias a que nos han llevado los gobernantes por meterse a hacer cosas que no les corresponden?
P.S. Si quiere conocer más sobre los mitos del calentamiento global, lo invito a visitar el sitio www.friendsofscience.org
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 20 de octubre de 2,005
Es impactante cómo muchas personas, incluso quienes uno creería que están bien informados, dan por sentado que lo que dicen algunos burócratas de las Naciones Unidas es casi equivalente a que Dios mismo se sentara a escribir sus reportes.
La crisis ocasionada en nuestro país por el paso de la tormenta Stan nos permitió ver cómo, casi sin excepción, desde políticos hasta lustradores, pasando por "intelectuales" y casi todo el resto de la población, abrazaron el dogma del "calentamiento global ocasionado por el hombre (y la mujer, por supuesto)" como LA explicación detrás de todas las tragedias recientes en las que la naturaleza ha estado involucrada.
Pues déjeme decirle que lo que dicen los burócratas de la ONU en el "Resumen para responsables de políticas" de los reportes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) no son, ni remotamente, la palabra de Dios, ni siquiera tienen el completo aval de algunos de los científicos que trabajan en esa misma organización, no digamos de TODA la comunidad científica.
Para quienes no están enterados, les cuento que existe una gran corriente científica que argumenta, primero, que no hay evidencia ni datos suficientes para establecer con la certeza con la que lo hacen los burócratas de la ONU que el mundo va directo a su destrucción si no se aplican sus recetas.
Lo que es más, de lo que sí hay bastante evidencia científica es que no existe una relación directa entre los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera y el "calentamiento global".
Quizá lo más importante de comprender es que los tiempos geológicos distan mucho de ser los mismos de los "humanos" y con la poca información que se tiene de los últimos milenios, apenas se empieza a comprender que el clima sufre diversos ciclos de enfriamiento y calentamiento, que nada tienen que ver con la acción humana y si con otros factores, como por ejemplo, la influencia de los cambios en la superficie solar.
Echarle la culpa de las recientes tragedias al calentamiento global, y además a la humanidad, por supuestamente ocasionarlo, es una gran arrogancia sin suficientes bases científicas.
En donde si tiene parte de la culpa el ser humano, no es en que se generen las tormentas sino en los estragos que dejan a su paso, principalmente por no tomar precauciones, como reforestar, tanto en los montes como en las cuencas de los ríos. Y eso, por aquello de las dudas, en gran parte se debe a que muchas de esas áreas, no son propiedad privada, sino del Estado. ¿Por qué será que mientras más se analizan las cosas, más se da uno cuenta de las tragedias a que nos han llevado los gobernantes por meterse a hacer cosas que no les corresponden?
P.S. Si quiere conocer más sobre los mitos del calentamiento global, lo invito a visitar el sitio www.friendsofscience.org
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 20 de octubre de 2,005
Crisis, solidaridad y heroísmo
La única solución, en el largo plazo, es la creación de riqueza.
Las dantescas escenas nos llegaron de todas partes. Cientos de muertos, miles de damnificados, millones en pérdidas. El dolor nos embargó a todos al ver las desgracias que acaecieron sobre miles de nuestros conciudadanos.
Pero en medio de todo el dolor, también pudimos observar cómo el espíritu indómito de muchos guatemaltecos los llevó a sobreponerse a la crisis y dedicarse en cuerpo y alma a socorrer a los quebrantados.
Las escenas de solidaridad fueron muchas. Muchos incluso los ejemplos de guatemaltecos que con mucho amor y temeridad, arriesgaron continuamente su vida en los momentos más difíciles de la crisis para llevar algo de ayuda para quienes más lo necesitaban.
Desde mi oficina tengo el privilegio de ver la aproximación de los aviones a la pista del aeropuerto La Aurora; los primeros tres días de esta semana pude constatar con mis propios ojos la incansable labor de los pilotos del Aeroclub y la fuerza aérea, quienes durante todo el día estuvieron realizando vuelos para llevar la ayuda recolectada a los lugares en donde todavía no se había podido llegar por la vía terrestre. En algunos momentos, fueron hasta cuatro o cinco aeronaves aterrizando en fila.
Pero la crisis continúa y creo que la mayoría de nosotros todavía no tenemos un panorama claro de la magnitud de la misma. Probablemente con el pasar de los días lo logremos apreciar. Lo importante es que no desfallezcamos y continuemos brindando la ayuda que tantas personas esperan y necesitan.
Lo que si es lamentable es que ya salieron los mismos de siempre con las mismas recetas de siempre a decirnos que la solución para salir de la crisis actual es la única que cabe en su reducida mente: cobrar más impuestos para que el gobierno tenga más dinero para despilfarrarlo en infraestructura e "inversión social".
¡NO! Estamos ante una encrucijada que nos permite, de una vez por todas, empezar a orientar el sistema no hacia un estado benefactor lleno de promesas de papel que cualquier lluviecita se las lleva, sino hacia un sistema que libere la creatividad de los ciudadanos para crear más riqueza.
No nos engañemos. Todos estamos claros que la pobreza deja a las personas en un estado de mayor riesgo e indefensión; pero la solución no es crear más pobreza a través de la fallida acción gubernamental, sino fomentar la creación de riqueza.
La única solución para la pobreza es la creación de riqueza. Si no entendemos esto, la próxima tormenta, venga cuando venga, nos encontrará en la misma situación (o quizá peor) y tendremos nuevamente una catástrofe, que no se le deberá achacar la responsabilidad completamente a la naturaleza, sino a los políticos que no supieron ver el camino hacia la prosperidad. ¡Ahora es el momento de eliminar los impuestos directos, no de incrementarlos!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 13 de octubre de 2,005
Las dantescas escenas nos llegaron de todas partes. Cientos de muertos, miles de damnificados, millones en pérdidas. El dolor nos embargó a todos al ver las desgracias que acaecieron sobre miles de nuestros conciudadanos.
Pero en medio de todo el dolor, también pudimos observar cómo el espíritu indómito de muchos guatemaltecos los llevó a sobreponerse a la crisis y dedicarse en cuerpo y alma a socorrer a los quebrantados.
Las escenas de solidaridad fueron muchas. Muchos incluso los ejemplos de guatemaltecos que con mucho amor y temeridad, arriesgaron continuamente su vida en los momentos más difíciles de la crisis para llevar algo de ayuda para quienes más lo necesitaban.
Desde mi oficina tengo el privilegio de ver la aproximación de los aviones a la pista del aeropuerto La Aurora; los primeros tres días de esta semana pude constatar con mis propios ojos la incansable labor de los pilotos del Aeroclub y la fuerza aérea, quienes durante todo el día estuvieron realizando vuelos para llevar la ayuda recolectada a los lugares en donde todavía no se había podido llegar por la vía terrestre. En algunos momentos, fueron hasta cuatro o cinco aeronaves aterrizando en fila.
Pero la crisis continúa y creo que la mayoría de nosotros todavía no tenemos un panorama claro de la magnitud de la misma. Probablemente con el pasar de los días lo logremos apreciar. Lo importante es que no desfallezcamos y continuemos brindando la ayuda que tantas personas esperan y necesitan.
Lo que si es lamentable es que ya salieron los mismos de siempre con las mismas recetas de siempre a decirnos que la solución para salir de la crisis actual es la única que cabe en su reducida mente: cobrar más impuestos para que el gobierno tenga más dinero para despilfarrarlo en infraestructura e "inversión social".
¡NO! Estamos ante una encrucijada que nos permite, de una vez por todas, empezar a orientar el sistema no hacia un estado benefactor lleno de promesas de papel que cualquier lluviecita se las lleva, sino hacia un sistema que libere la creatividad de los ciudadanos para crear más riqueza.
No nos engañemos. Todos estamos claros que la pobreza deja a las personas en un estado de mayor riesgo e indefensión; pero la solución no es crear más pobreza a través de la fallida acción gubernamental, sino fomentar la creación de riqueza.
La única solución para la pobreza es la creación de riqueza. Si no entendemos esto, la próxima tormenta, venga cuando venga, nos encontrará en la misma situación (o quizá peor) y tendremos nuevamente una catástrofe, que no se le deberá achacar la responsabilidad completamente a la naturaleza, sino a los políticos que no supieron ver el camino hacia la prosperidad. ¡Ahora es el momento de eliminar los impuestos directos, no de incrementarlos!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 13 de octubre de 2,005
¿Salario mínimo informal?
La economía informal es informal, precisamente porque no puede correr con los costos de la formalidad.
Entre toda la discusión que se ha suscitado recientemente alrededor del salario mínimo, creo que lo que más amerita comentar es la propuesta de los representantes del CACIF de que se establezca un salario mínimo alternativo que se aplicaría a las empresas de la economía informal.
Por increíble que parezca, la propuesta fue tan formal que hasta se establecía cuál debiera ser el valor con que el salario mínimo alternativo iniciaría a aplicarse y una escala de aumentos que el mismo sufriría a través de los años para, poco a poco, irse equiparando con el de la economía "formal".
Esta propuesta se constituye en un verdadero absurdo ya que ignora por completo la razón de existir de la economía "informal". La economía llamada informal es "informal" precisamente porque no puede (o en algunos casos, no quiere) correr con los costos de operar en la formalidad.
Cuando lo que produce una persona (como empleado o como empresario) no es suficiente como para cubrir con los costos de operar "formalmente", es decir, pagando todos los impuestos y costos que esa formalidad representa, se ve ante la encrucijada de salirse del sistema legal (formalidad) y pasarse a vivir fuera de la legalidad o, simplemente, dejarse morir.
Obviamente, la alternativa que todos escogen es la de pasarse a la informalidad, la cual, con todos sus problemas, es mucho más acogedora que la muerte por inanición.
Lo que es válido para las empresas, es válido también para las personas. Ante la disyuntiva de morirse de hambre por no encontrar un empleo "formal" en el que se le pague el sueldo mínimo y todas las prestaciones de ley o trabajar sin todas esas prestaciones y probablemente con ingresos menores del "mínimo", las personas, por supuesto, eligen vivir y trabajar en la informalidad.
Con algunas excepciones, la mayoría de los que viven en la informalidad quizá preferiría vivir en la "formalidad", pero el problema no es lo que las personas quieran, sino las circunstancias que se le presentan.
La "informalidad" nunca se podrá eliminar completamente, pero si se quiere reducir, lo que hay que cambiar es la raíz del problema y no las ramas. Y el meollo del asunto es el COSTO de vivir en la formalidad. Mientras más impuestos y regulaciones existan para operar "formalmente" más se incentiva la informalidad.
De allí que la única forma de reducir la informalidad es reducir los impuestos y todas las trabas, trámites, y demás regulaciones burocráticas que hacen difícil el operar "formalmente". Poner más trabas, como por ejemplo un salario mínimo "informal", es nada más que una declaración de ignorancia de la naturaleza humana.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 6 de octubre de 2,005
Entre toda la discusión que se ha suscitado recientemente alrededor del salario mínimo, creo que lo que más amerita comentar es la propuesta de los representantes del CACIF de que se establezca un salario mínimo alternativo que se aplicaría a las empresas de la economía informal.
Por increíble que parezca, la propuesta fue tan formal que hasta se establecía cuál debiera ser el valor con que el salario mínimo alternativo iniciaría a aplicarse y una escala de aumentos que el mismo sufriría a través de los años para, poco a poco, irse equiparando con el de la economía "formal".
Esta propuesta se constituye en un verdadero absurdo ya que ignora por completo la razón de existir de la economía "informal". La economía llamada informal es "informal" precisamente porque no puede (o en algunos casos, no quiere) correr con los costos de operar en la formalidad.
Cuando lo que produce una persona (como empleado o como empresario) no es suficiente como para cubrir con los costos de operar "formalmente", es decir, pagando todos los impuestos y costos que esa formalidad representa, se ve ante la encrucijada de salirse del sistema legal (formalidad) y pasarse a vivir fuera de la legalidad o, simplemente, dejarse morir.
Obviamente, la alternativa que todos escogen es la de pasarse a la informalidad, la cual, con todos sus problemas, es mucho más acogedora que la muerte por inanición.
Lo que es válido para las empresas, es válido también para las personas. Ante la disyuntiva de morirse de hambre por no encontrar un empleo "formal" en el que se le pague el sueldo mínimo y todas las prestaciones de ley o trabajar sin todas esas prestaciones y probablemente con ingresos menores del "mínimo", las personas, por supuesto, eligen vivir y trabajar en la informalidad.
Con algunas excepciones, la mayoría de los que viven en la informalidad quizá preferiría vivir en la "formalidad", pero el problema no es lo que las personas quieran, sino las circunstancias que se le presentan.
La "informalidad" nunca se podrá eliminar completamente, pero si se quiere reducir, lo que hay que cambiar es la raíz del problema y no las ramas. Y el meollo del asunto es el COSTO de vivir en la formalidad. Mientras más impuestos y regulaciones existan para operar "formalmente" más se incentiva la informalidad.
De allí que la única forma de reducir la informalidad es reducir los impuestos y todas las trabas, trámites, y demás regulaciones burocráticas que hacen difícil el operar "formalmente". Poner más trabas, como por ejemplo un salario mínimo "informal", es nada más que una declaración de ignorancia de la naturaleza humana.
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 6 de octubre de 2,005
Optimismo a imitar
El ejemplo que nos dan estos empresarios chapines es digno de seguir.
A veces pareciera ser que nos movemos en un país donde las esperanzas de mejorar cada día son más escasas. El pesimismo se entrelaza con la realidad para plantearnos un escenario bastante tétrico como futuro. Y lo peor de todo es que ese sentimiento de desasosiego se incrementa conforme platica uno con otras personas y lo único que encuentra son historias, cada una peor que la anterior, sobre violencia, crímenes, gente que tira la toalla y se va del país, o peor aún, de aquellos a quienes hasta esa oportunidad les fue cercenada por alguien que valora más un celular que la vida de otra persona.
Y uno se llega a preguntar si vale la pena seguir insistiendo en ser optimista, creer que más adelante podemos estar mejor y seguir echándole ganas, con la esperanza de que, tarde o temprano, la bruma se despeje y podamos ver la luz o si, por el contrario, mejor deberíamos hacer lo que ya muchos hicieron: empacar nuestras maletas y partir en busca de un futuro mejor en otras latitudes.
En medio de toda esa zozobra, no puede uno dejar de asombrarse que hay gente que fácilmente podría dejarlo todo e irse a disfrutar su fortuna en tierras más amigables y que, sin embargo, deciden no sólo quedarse aquí, sino arriesgar e invertir su capital en nuestro país.
La inauguración anoche del Centro Comercial Pradera Concepción es precisamente un ejemplo de ese optimismo por parte de dos grupos empresariales que considero digno de imitar. A pesar de todos los problemas y el pesimismo que existen en nuestro país, estos dos grupos empresariales, el de la familia Castillo y el de la familia Gutiérrez, decidieron unir esfuerzos en una inversión millonaria con la que están poniendo la pauta de que: a pesar de lo negro que se pueda ver el panorama, hay que seguir adelante.
La verdad es que es un ejemplo digno de imitar. Yo quisiera creer que, ante una decisión similar, tendría el coraje necesario para arriesgarme, a pesar de todo. Aunque pensándolo bien, quizá todos los que, ante el mismo panorama sombrío, seguimos echándole ganas, trabajando y soñando, estamos precisamente en el mismo barco.
Oportunidad de dejarlo todo e irnos la tenemos todos; obviamente para cada uno el costo de oportunidad es distinto, pero el hecho es que todos los adultos que seguimos viviendo actualmente en Guatemala, hemos decidido voluntariamente que todavía vale la pena el esfuerzo.
Ante esa realidad, creo que lo mejor que podemos hacer es quitarnos de encima la desesperanza, armarnos de valor, y enfrentar con convicción el reto de la vida que tenemos ante nosotros. No nos dejemos vencer por el desaliento. Imitemos a los optimistas y emprendedores; voltee a ver a su alrededor y verá que encuentra muchos.
Artículo publicado en Prensa Libre el 29 de septiembre de 2,005
A veces pareciera ser que nos movemos en un país donde las esperanzas de mejorar cada día son más escasas. El pesimismo se entrelaza con la realidad para plantearnos un escenario bastante tétrico como futuro. Y lo peor de todo es que ese sentimiento de desasosiego se incrementa conforme platica uno con otras personas y lo único que encuentra son historias, cada una peor que la anterior, sobre violencia, crímenes, gente que tira la toalla y se va del país, o peor aún, de aquellos a quienes hasta esa oportunidad les fue cercenada por alguien que valora más un celular que la vida de otra persona.
Y uno se llega a preguntar si vale la pena seguir insistiendo en ser optimista, creer que más adelante podemos estar mejor y seguir echándole ganas, con la esperanza de que, tarde o temprano, la bruma se despeje y podamos ver la luz o si, por el contrario, mejor deberíamos hacer lo que ya muchos hicieron: empacar nuestras maletas y partir en busca de un futuro mejor en otras latitudes.
En medio de toda esa zozobra, no puede uno dejar de asombrarse que hay gente que fácilmente podría dejarlo todo e irse a disfrutar su fortuna en tierras más amigables y que, sin embargo, deciden no sólo quedarse aquí, sino arriesgar e invertir su capital en nuestro país.
La inauguración anoche del Centro Comercial Pradera Concepción es precisamente un ejemplo de ese optimismo por parte de dos grupos empresariales que considero digno de imitar. A pesar de todos los problemas y el pesimismo que existen en nuestro país, estos dos grupos empresariales, el de la familia Castillo y el de la familia Gutiérrez, decidieron unir esfuerzos en una inversión millonaria con la que están poniendo la pauta de que: a pesar de lo negro que se pueda ver el panorama, hay que seguir adelante.
La verdad es que es un ejemplo digno de imitar. Yo quisiera creer que, ante una decisión similar, tendría el coraje necesario para arriesgarme, a pesar de todo. Aunque pensándolo bien, quizá todos los que, ante el mismo panorama sombrío, seguimos echándole ganas, trabajando y soñando, estamos precisamente en el mismo barco.
Oportunidad de dejarlo todo e irnos la tenemos todos; obviamente para cada uno el costo de oportunidad es distinto, pero el hecho es que todos los adultos que seguimos viviendo actualmente en Guatemala, hemos decidido voluntariamente que todavía vale la pena el esfuerzo.
Ante esa realidad, creo que lo mejor que podemos hacer es quitarnos de encima la desesperanza, armarnos de valor, y enfrentar con convicción el reto de la vida que tenemos ante nosotros. No nos dejemos vencer por el desaliento. Imitemos a los optimistas y emprendedores; voltee a ver a su alrededor y verá que encuentra muchos.
Artículo publicado en Prensa Libre el 29 de septiembre de 2,005
Combustibles, energía e impuestos
La solución no es más participación del gobierno, sino menos.
Aparte de la seguridad, la principal braza caliente en las manos de los gobernantes es la de la energía, por muchas razones. El principal y más apremiante factor es el precio del petróleo, que a su vez se traduce en energía, transporte y finalmente, precios de todos los productos.
La primera reacción de muchas personas ante los retos que se presentan es voltear a ver a los gobernantes como si ellos tuvieran una varita mágica para resolverlos o, peor aún, como si ellos fuesen los llamados a hacerlo, varita mágica o no.
De allí que salgan grupos diciendo que el gobierno tiene que ver cómo hace para que no suba el precio de la gasolina, que no suba el precio de la energía y, como si eso fuera poco, que no suban los precios de todos los productos. No saben de lo que hablan.
Lamentablemente, es precisamente por todas esas personas que exigen al gobierno ser un sempiterno padre dispuesto a intentar (porque nunca lo logra) resolver todos los problemas de los indefensos ciudadanos que los gobiernos cada vez más y más se meten en la vida de las personas.
Pero las incongruencias no terminan allí. Esas personas también quieren que el precio de la energía no suba, a la vez que se oponen hasta rasgarse las vestiduras a que se construyan nuevas hidroeléctricas en nuestro país, dizque porque arruinan el medioambiente. Por supuesto, su falta de visión no les permite ver que cualquier alternativa es peor. Pero eso es un "tecnicismo".
Son también las mismas personas que exigen al gobierno que se mejore las condiciones de vida de las personas en el área rural, pero se oponen a cualquier solución que no sea el espejismo de la repartición de tierra. De allí que inversiones como la minería son anatema para ellos y prefieren que los pobres que viven en esas regiones (que no son ellos) sigan viviendo su paupérrima vida a que al país llegue más inversión.
En lo único que puede ayudar ahorita el gobierno, no es en meterse más a resolver problemas, sino salirse y dejar de estorbar; en este caso, a través de la eliminación de los impuestos al combustible.
Si se le deja actuar, el mercado siempre va a encontrar soluciones y alternativas a los retos que se nos presentan. En el caso de la energía, por ejemplo, proveyendo nuevas fuentes y sustitos al petróleo.
Para muestra un botón: la energía eólica, que en el futuro puede convertirse en una fuente renovable de energía. Lamentablemente, los gobernantes nuevamente creen que es su responsabilidad "encontrar soluciones" y ya están "invirtiendo" un unas plantas eólicas. ¿Hasta cuándo entenderán que deben dejar que sean los particulares quienes inviertan y arriesguen su dinero y no hacerlo ellos con nuestros recursos?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de septiembre de 2,005
Aparte de la seguridad, la principal braza caliente en las manos de los gobernantes es la de la energía, por muchas razones. El principal y más apremiante factor es el precio del petróleo, que a su vez se traduce en energía, transporte y finalmente, precios de todos los productos.
La primera reacción de muchas personas ante los retos que se presentan es voltear a ver a los gobernantes como si ellos tuvieran una varita mágica para resolverlos o, peor aún, como si ellos fuesen los llamados a hacerlo, varita mágica o no.
De allí que salgan grupos diciendo que el gobierno tiene que ver cómo hace para que no suba el precio de la gasolina, que no suba el precio de la energía y, como si eso fuera poco, que no suban los precios de todos los productos. No saben de lo que hablan.
Lamentablemente, es precisamente por todas esas personas que exigen al gobierno ser un sempiterno padre dispuesto a intentar (porque nunca lo logra) resolver todos los problemas de los indefensos ciudadanos que los gobiernos cada vez más y más se meten en la vida de las personas.
Pero las incongruencias no terminan allí. Esas personas también quieren que el precio de la energía no suba, a la vez que se oponen hasta rasgarse las vestiduras a que se construyan nuevas hidroeléctricas en nuestro país, dizque porque arruinan el medioambiente. Por supuesto, su falta de visión no les permite ver que cualquier alternativa es peor. Pero eso es un "tecnicismo".
Son también las mismas personas que exigen al gobierno que se mejore las condiciones de vida de las personas en el área rural, pero se oponen a cualquier solución que no sea el espejismo de la repartición de tierra. De allí que inversiones como la minería son anatema para ellos y prefieren que los pobres que viven en esas regiones (que no son ellos) sigan viviendo su paupérrima vida a que al país llegue más inversión.
En lo único que puede ayudar ahorita el gobierno, no es en meterse más a resolver problemas, sino salirse y dejar de estorbar; en este caso, a través de la eliminación de los impuestos al combustible.
Si se le deja actuar, el mercado siempre va a encontrar soluciones y alternativas a los retos que se nos presentan. En el caso de la energía, por ejemplo, proveyendo nuevas fuentes y sustitos al petróleo.
Para muestra un botón: la energía eólica, que en el futuro puede convertirse en una fuente renovable de energía. Lamentablemente, los gobernantes nuevamente creen que es su responsabilidad "encontrar soluciones" y ya están "invirtiendo" un unas plantas eólicas. ¿Hasta cuándo entenderán que deben dejar que sean los particulares quienes inviertan y arriesguen su dinero y no hacerlo ellos con nuestros recursos?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de septiembre de 2,005
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