No es lo mismo ser empresario que saber de economía.
En su columna del domingo recién pasado, el Ing. Manuel Ayau comentaba que los presidentes tienden a consultar "cuestiones económicas a empresarios en la equivocada premisa de que por tener éxito en negocios entienden de economía, lo cual no siempre es cierto".
Según este argumento, muchos empresarios, particularmente en los países latinoamericanos, saben "tener éxito" sólo en un sistema mercantilista como el que predomina en el continente desde la época de la colonia, por lo que, cuando consultados, lo natural es que su consejo tienda a mantener el status quo, en el mejor de los casos porque eso es lo que conocen, y en el peor, porque saben que de esa manera podrán perpetuar el sistema que tantos réditos les ha traído a expensas de una población que, como tampoco entiende el sistema, ni siquiera se percata de las verdaderas razones por las cuales no hay suficiente creación de riqueza en su país.
Yo estoy completamente de acuerdo con ese análisis y, de hecho, me gustaría llevarlo todavía un poco más, al punto que creo que aún muchos empresarios que han logrado tener éxito en economías competitivas, bajo sistemas de mercado, tampoco tienen la más peregrina idea de cómo funciona el sistema que les ha permitido tener éxito y, precisamente por esa ignorancia, es muy usual que aún empresarios que han logrado el éxito a través de servir a los demás, sin necesitar de los subsidios escondidos tras los sistemas de privilegios mercantilistas, tienen mala conciencia de sus riquezas y se dedican a "acallar su conciencia" combatiendo aquello que les permitió alcanzar el éxito.
Ejemplos sobran por el mundo, y quizá el más reciente es el del empresario canadiense Jeff Skoll, uno de los fundadores del sistema electrónico de subastas eBay, quien luego de amasar una considerable fortuna sirviendo bien al público y, de hecho, contribuyendo a fomentar una verdadera economía de mercado virtual global, ahora utiliza esa fortuna para "mejorar el mundo", a través de una productora de películas "con mensaje".
Lo irónico del asunto es que la mejor manera de cambiar el mundo que tiene Jeff Skoll, no es a través de sus películas, sino, precisamente, a través del servicio que su empresa de subastas brinda a millones de usuarios alrededor del mundo.
Lamentablemente, allá como acá, el haber tenido tanto éxito en una empresa muy competitiva e innovadora, no es necesariamente garantía de que una persona entienda "cuestiones económicas" y ahora resulta que la agenda que Skoll quiere fomentar a través de sus películas, no es exactamente la que le permitirá a más personas llegar a crear mejores y más abundantes servicios para los consumidores. ¿Tan difícil será entender estas cosas?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 19 de Enero de 2,006
No hay comentarios.:
Publicar un comentario