El gobierno recibió una cucharada de su propia medicina.
El que el gobierno no pueda iniciar los trabajos de remodelación del aeropuerto debido a la "tramitología" burocrática es el mejor ejemplo del por qué más de la mitad de la actividad económica del país se desenvuelve en la "informalidad".
La razón principal de la informalidad es que el costo de cumplir con todos los requisitos burocráticos (incluyendo el pago de impuestos) es tan alto que la disyuntiva para muchas actividades sea entre sobrevivir en la informalidad o morir en el intento de cumplir con todas las reglas "formales". Y como el instinto de supervivencia de los humanos es muy fuerte, no nos debe extrañar que la mayoría escoja la informalidad, con todos los costos y riesgos que ella implica.
Pues bien, al gobierno central le tocó ahora saborear una cucharada de su propia medicina y resulta que uno de sus proyectos principales no puede echarse a andar porque no se han cumplido con todos los requisitos que la ley actual establece.
Creo que al enfocar la situación como una disputa entre la municipalidad capitalina y el gobierno central se está perdiendo de vista que el verdadero problema es la inmensa maraña de trámites inservibles que la burocracia ha ido tejiendo con el correr de los años para justificar su existencia, que lo único que hace es desincentivar el que a nuestro país lleguen inversiones productivas. A los pequeños, no les queda otra que decantarse por la informalidad, a los grandes, la alternativa más fácil es buscar otros horizontes de inversión. Y mientras tanto, los guatemaltecos seguimos anhelando que nuestro país se convierta en un imán para atraer las inversiones que necesitamos para salir del subdesarrollo.
¿Cómo será de inescrutable y absurda la tramitología chapina que hasta el gobierno central prefirió la informalidad? La solución, en el largo plazo, no es saltarse las trancas, como intentó hacer el gobierno, sino eliminar las trancas.
Los gobernantes deben entender que no están por encima de la ley y que si para ellos es difícil cumplir con todos los requisitos, para los ciudadanos lo es más. Así como es frustrante para ustedes no poder emprender las obras, también es frustrante para los ciudadanos, y en algunas ocasiones desesperante, no poder emprender sus sueños porque a un burócrata no se le da la roncada gana ponerle un pinche sello a un papel. Entiendan de una vez por todas: la informalidad es simplemente una reacción natural del ser humano ante la estupidez burocrática.
¡Ojalá que esta experiencia les sirva para abrir los ojos y comprender lo vital que es para nuestro país eliminar de tajo tanto trámite inservible y dejar a las personas libertad para buscar la mejora de su nivel de vida!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 26 de Enero de 2,006
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