La solución no es más participación del gobierno, sino menos.
Aparte de la seguridad, la principal braza caliente en las manos de los gobernantes es la de la energía, por muchas razones. El principal y más apremiante factor es el precio del petróleo, que a su vez se traduce en energía, transporte y finalmente, precios de todos los productos.
La primera reacción de muchas personas ante los retos que se presentan es voltear a ver a los gobernantes como si ellos tuvieran una varita mágica para resolverlos o, peor aún, como si ellos fuesen los llamados a hacerlo, varita mágica o no.
De allí que salgan grupos diciendo que el gobierno tiene que ver cómo hace para que no suba el precio de la gasolina, que no suba el precio de la energía y, como si eso fuera poco, que no suban los precios de todos los productos. No saben de lo que hablan.
Lamentablemente, es precisamente por todas esas personas que exigen al gobierno ser un sempiterno padre dispuesto a intentar (porque nunca lo logra) resolver todos los problemas de los indefensos ciudadanos que los gobiernos cada vez más y más se meten en la vida de las personas.
Pero las incongruencias no terminan allí. Esas personas también quieren que el precio de la energía no suba, a la vez que se oponen hasta rasgarse las vestiduras a que se construyan nuevas hidroeléctricas en nuestro país, dizque porque arruinan el medioambiente. Por supuesto, su falta de visión no les permite ver que cualquier alternativa es peor. Pero eso es un "tecnicismo".
Son también las mismas personas que exigen al gobierno que se mejore las condiciones de vida de las personas en el área rural, pero se oponen a cualquier solución que no sea el espejismo de la repartición de tierra. De allí que inversiones como la minería son anatema para ellos y prefieren que los pobres que viven en esas regiones (que no son ellos) sigan viviendo su paupérrima vida a que al país llegue más inversión.
En lo único que puede ayudar ahorita el gobierno, no es en meterse más a resolver problemas, sino salirse y dejar de estorbar; en este caso, a través de la eliminación de los impuestos al combustible.
Si se le deja actuar, el mercado siempre va a encontrar soluciones y alternativas a los retos que se nos presentan. En el caso de la energía, por ejemplo, proveyendo nuevas fuentes y sustitos al petróleo.
Para muestra un botón: la energía eólica, que en el futuro puede convertirse en una fuente renovable de energía. Lamentablemente, los gobernantes nuevamente creen que es su responsabilidad "encontrar soluciones" y ya están "invirtiendo" un unas plantas eólicas. ¿Hasta cuándo entenderán que deben dejar que sean los particulares quienes inviertan y arriesguen su dinero y no hacerlo ellos con nuestros recursos?
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 22 de septiembre de 2,005
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