La única solución, en el largo plazo, es la creación de riqueza.
Las dantescas escenas nos llegaron de todas partes. Cientos de muertos, miles de damnificados, millones en pérdidas. El dolor nos embargó a todos al ver las desgracias que acaecieron sobre miles de nuestros conciudadanos.
Pero en medio de todo el dolor, también pudimos observar cómo el espíritu indómito de muchos guatemaltecos los llevó a sobreponerse a la crisis y dedicarse en cuerpo y alma a socorrer a los quebrantados.
Las escenas de solidaridad fueron muchas. Muchos incluso los ejemplos de guatemaltecos que con mucho amor y temeridad, arriesgaron continuamente su vida en los momentos más difíciles de la crisis para llevar algo de ayuda para quienes más lo necesitaban.
Desde mi oficina tengo el privilegio de ver la aproximación de los aviones a la pista del aeropuerto La Aurora; los primeros tres días de esta semana pude constatar con mis propios ojos la incansable labor de los pilotos del Aeroclub y la fuerza aérea, quienes durante todo el día estuvieron realizando vuelos para llevar la ayuda recolectada a los lugares en donde todavía no se había podido llegar por la vía terrestre. En algunos momentos, fueron hasta cuatro o cinco aeronaves aterrizando en fila.
Pero la crisis continúa y creo que la mayoría de nosotros todavía no tenemos un panorama claro de la magnitud de la misma. Probablemente con el pasar de los días lo logremos apreciar. Lo importante es que no desfallezcamos y continuemos brindando la ayuda que tantas personas esperan y necesitan.
Lo que si es lamentable es que ya salieron los mismos de siempre con las mismas recetas de siempre a decirnos que la solución para salir de la crisis actual es la única que cabe en su reducida mente: cobrar más impuestos para que el gobierno tenga más dinero para despilfarrarlo en infraestructura e "inversión social".
¡NO! Estamos ante una encrucijada que nos permite, de una vez por todas, empezar a orientar el sistema no hacia un estado benefactor lleno de promesas de papel que cualquier lluviecita se las lleva, sino hacia un sistema que libere la creatividad de los ciudadanos para crear más riqueza.
No nos engañemos. Todos estamos claros que la pobreza deja a las personas en un estado de mayor riesgo e indefensión; pero la solución no es crear más pobreza a través de la fallida acción gubernamental, sino fomentar la creación de riqueza.
La única solución para la pobreza es la creación de riqueza. Si no entendemos esto, la próxima tormenta, venga cuando venga, nos encontrará en la misma situación (o quizá peor) y tendremos nuevamente una catástrofe, que no se le deberá achacar la responsabilidad completamente a la naturaleza, sino a los políticos que no supieron ver el camino hacia la prosperidad. ¡Ahora es el momento de eliminar los impuestos directos, no de incrementarlos!
Artículo publicado en Prensa Libre el jueves 13 de octubre de 2,005
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