viernes, 26 de octubre de 2007

El debate se acabó

No sólo a Otto Pérez le desagradan los debates.

Con la corta frase “el debate se acabó”, Al Gore intentó imponer su punto de vista acerca de las causas del calentamiento global sobre toda la humanidad, haciendo caso omiso de que existen muchos destacados y respetados científicos que no comparten su catastrófica visión del mundo.

Ese solo intento de imponer su punto de vista sobre todos los demás y descalificar a priori a cualquiera que ose esgrimir un punto de vista diferente hace que sea todavía más irónico que el mismo sea la causa por la cual lo premiaron con el Nobel “de la Paz”.

Para Gore, los tecnócratas de las Naciones Unidas y muchos activistas, quienes se oponen a su visión antropomórfica y catastrófica del calentamiento global, no pueden ser menos que una partida de corruptos vendidos a las “transnacionales del petróleo” que solo están viendo cómo le hacen para que gastemos más combustible y no les importa que, como consecuencia, el mundo se vaya destruir.

Esa es una agenda que les ha sido muy útil, a unos, para conseguir pisto; a otros, aunque sea un Nobel. Lamentablemente, lo han hecho a expensas de la libertad de disentir que todos deberíamos tener.

Al mejor estilo autoritario de cualquier dictadorzuelo de tercer mundo, el ahora premio Nobel de la Paz pretende que todo el mundo incline la cabeza ante su argumento y que todos, cual dóciles ovejitas, nos encaminemos por la senda que él, con tanta sabiduría, omnipresencia, magnanimidad y bondad, nos ha trazado.

Con afirmar que el debate se acabó, Gore parece más un fanático inquisidor acusando a los científicos de poner en duda los dogmas de la santa Iglesia, que alguien que se precia de siquiera interesarse por la ciencia.

Para su referencia, el debate no se ha terminado. Para principiar, todavía es mucho más lo que desconocemos que lo que ya se conoce sobre cómo funcionan y cómo se interrelacionan todas las variables que inciden en el clima global.

A eso se le debe añadir que la teoría antropocéntrica del calentamiento global solo es una de las tantas existentes; por supuesto, la que más le gusta al establishment de la tecnocracia internacional, pero eso no le da la “validez científica” que ellos pretenden.

Así que sigamos con el debate.

P.S.: en cuanto a Otto Pérez y los debates, resulta que en Guatemala no existen los debates de candidatos, por lo menos de los presidenciables. Lo que ha habido, a lo sumo, se podría calificar de foro, ya que no ha existido el debate. Debate es que se permita a los participantes debatir y rebatir los argumentos del contrario, pero eso no se hace aquí, porque casi todos le rehúyen, no sólo Pérez.

Publicado en Prensa Libre el 25 de octubre de 2007.

Compadre Espada

No me ayudes, compadre.

“No me ayudes, compadre”, creo que debió haber sido la expresión de Álvaro Colom al leer la entrevista al candidato vicepresidencial de la UNE, el doctor Rafael Espada, que Prensa Libre publicó este martes. El subtítulo de la entrevista reza: “Algunos financistas me han dado recursos porque no confían en Álvaro o Sandra”.

Obviamente, el doctor Espada no recapacitó sobre lo que estaba diciendo: que ni siquiera algunos de los financistas, probablemente amigos suyos, confían en Álvaro Colom y su esposa.

La pregunta obligada para el doctor Espada es, entonces: ¿Si ni siquiera sus amigos, quienes están poniendo algunos centavos en la campaña de la UNE, confían en Colom, qué podemos esperar los guatemaltecos de nuestros 160 mil millones de quetzales que administrará durante los cuatro años de su mandato, asumiendo que gane?

Luego hizo algunos otros comentarios comprometedores, como, por ejemplo, “Es inconcebible que este país piense en tener un gobierno militar … Me da pavor que la mitad de este país piense en tener un gobierno militar”. Primero que nada, reconoce tácitamente, por lo menos, un empate en las preferencias para la segunda vuelta, cuando no la pérdida, pero lo más importante es su descalificación de los posibles votantes del partido rival.

Siempre en el tema de los financistas, afirmó: “Si alguien dio dinero, seguro lo voy a atender más rápido, pero no voy a hacer lo que ellos me digan”.

Por si eso fuera poco, en una respuesta un poco ambigua, reconoce que no puede controlar a los medios de comunicación, pero que él está acostumbrado a tener el control todo el tiempo. ¿Implicará eso una amenaza velada? Yo no creo que esa haya sido su intención, pero así sonó.

Y es que, al final, en el tema de las comunicaciones, lo importante son las percepciones. Quizá casi todos los que han pasado por el Gobierno han pensado cosas similares, pero no han sido tan cándidos de confesarlo públicamente.

De la lectura de la entrevista coligo que, de ser electo el binomio de la UNE en la segunda vuelta del 4 de noviembre, continuará la secuencia de expresiones cándidas por parte de los gobernantes, de las que tanto nos llegó a acostumbrar Óscar Berger durante su mandato y que ocasionaron muchísimos dolores de cabeza a sus encargados de comunicación, sólo que ahora éstas provendrán no necesariamente de la Presidencia, sino de la Vicepresidencia.

En pocas palabras, el trabajo principal del equipo de comunicación de la Vicepresidencia será intentar mantener callado al vicepresidente, so pena de que su prioridad pase a ser cómo sacar el clavo, o que, como pasó con la administración Berger, los ciudadanos llegamos a acostumbrarnos tanto a las declaraciones del presidente, que al final ya ni se ocupaban en tratar de sacar el clavo, y de seguro hasta dentro de la misma oficina de comunicación se reían de sus declaraciones, como lo hacía el resto de guatemaltecos.


Publicado en Prensa Libre el 18 de octubre de 2007.

Agujero mental

El problema no es fiscal, es mental.

Todos los agoreros del estado benefactor se están rasgando las vestiduras, cubriéndose de ceniza, lamentándose en las puertas de los altares, gritando a pulmón partido la gran tragedia que según ellos será un supuesto “agujero fiscal” que se quedará cuando finalice la vigencia del Impuesto Extraordinario y Temporal de Apoyo a los Acuerdos de Paz, más conocido como Ietaap. Pero el famoso agujero fiscal es principalmente un agujero mental que parecen tener todos estos agoreros, incapaces de distinguir entre un efecto y una causa.

Para ellos, todo el problema es cómo se va a conseguir la gran cantidad de dinero que se necesita para el “gasto social”, aunque todos, ellos incluidos, tienen claro que realmente es para despilfarrar en gastos innecesarios y en sacar de la pobreza, no a los pobres ciudadanos, sino a los pobres funcionarios que, particularmente ahora que se va a iniciar un nuevo gobierno, llegan a resarcirse de todo lo que les costó llegar al hueso.

En ningún momento a estos agoreros se les pasa siquiera por la mente que el problema podría estar precisamente allí, no en los ingresos, sino en los egresos. Para ellos, lo que se gasta el Gobierno, por muy ineficiente, ineficaz, absurdo, tonto o simplemente corrupto que sea, es poco menos que la palabra revelada de Dios; que ningún simple ciudadano, por muy osado que sea, puede atreverse a cuestionar, so pena de que todas las plagas habidas y por haber, empezando por las de Egipto y terminando con las de los cuatro jinetes del Apocalipsis, recaigan sobre él y toda su familia, hasta la cuarta generación.

El que el famoso impuesto “temporal” haya durado ya más de una década y que todavía los burócratas no “están listos” para prescindir de él, les tiene sin cuidado. El que los impuestos al rendimiento de las inversiones, más conocidos como impuestos sobre la renta, sean uno de los principales factores que impiden que un país se desarrolle ya que son un obstáculo para que se realicen las inversiones necesarias para que todos mejoremos nuestro nivel de ingresos y de vida, también les tiene sin el menor cuidado.

Lo único que ese agujero mental les permite percibir es que se va a “perder” una fuente de ingresos para los que viven del erario, ya que su limitada visión, matizada por la circunstancia que nunca en la vida se han visto en la necesidad de hacer algo productivo sino que han vegetado parasitariamente sobre las espaldas de otros que sí son productivos, no les permite entender que la economía es lo más dinámico que existe.

La sola idea de que bajar impuestos puede aumentar la recaudación para ellos es anatema, digna de que sus ponentes sean quemados en la hoguera antes de que puedan contagiar a los demás ciudadanos con tan ponzoñosas y peligrosas ideas. Lástima que el agujero mental parece ser la norma y no la excepción. Amolados estamos.


Publicado en Prensa Libre el 11 de octubre de 2007.

Baboseados de nuevo

Nuevamente asustaron a los candidatos con el petate del muerto.

La aprobación, ayer, de la Ley de Adopciones en tercera lectura es un nuevo y triste caso de cómo los presidenciables cayeron de babosos en la trampa que les tendieron los grupos interesados en acabar con la institución de la adopción, al igual que otros (o los mismos) se los babosearon antes de la primera vuelta con la Cicig.

Con la Cicig, les dijeron que, si no la aprobaban, perderían las elecciones porque era un “clamor popular” y la gente se los cobraría en las urnas. Sí, dijeron todos, y se fueron rapidito al Congreso a presionar a sus diputados para que aprobaran la Cicig, no fuera a ser que “el pueblo” en realidad se lo cobrara en las urnas.

Llegaron al colmo de que uno de ellos hasta echó del partido a un diputado que no cayó en la estratagema de los grupos de presión, con la excusa de que no se “alineó” con la política del partido. ¡Pamplinas!, simplemente no tuvieron la entereza para oponerse a la presión.

Cuál no ha de haber sido su sorpresa (si es que se dieron por enterados) de que, apenas unos días después del “trascendental logro” de aprobar la Cicig, un medio de comunicación publicó una encuesta que decía que el 85 por ciento de la población guatemalteca no tenía ni la más remota idea de qué era la dichosa comisión. ¿Se los babosearon? Usted contéstese.

Ahora volvió a sucederles. Solo bastó con que algunos interesados les dieran unos cuantos periodicazos para que a los candidatos nuevamente les temblaran las piernas y ordenaran a sus diputados que aprobaran a marchas forzadas una ley de adopciones, dejándose llevar solamente por los mitos que se han levantado alrededor de éstas.

Cayeron ante el mito de que secuestran niños para “exportarlos” a través de la adopción. Cayeron ante el mito de que la adopción se utiliza para tráfico de niños. Cayeron en el argumento de que la adopción “es un negocio” y nada más.

Lo peor de todo es que cayeron en el cuento de que, con la nueva ley, todo eso se va a arreglar, que ya no va a haber abogados que se enriquezcan con las adopciones, que ya los pobres niños no tendrán que irse de su país sino que serán adoptados por las miles de familias guatemaltecas que están haciendo cola para adoptarlos; que ya no se dependerá de unos avarientos mercaderes de niños, sino que ahora todos serán tiernamente cuidados y protegidos por la burocracia guatemalteca, siempre tan atenta, eficiente y abnegada.

Pues para la información de los candidatos, todo eso es mentira. Les vieron la cara. Lo que va a pasar simplemente es que las adopciones se van a acabar. Los niños que de esa manera tendrían alguna oportunidad de mejorar en la vida estarán condenados a sobrevivir en Guatemala, si bien les va, como niños de la calle, si es que no van a terminar violados y maltratados en algún orfanato gubernamental.

Que les quede en su conciencia. Para la próxima, infórmense bien antes de ponerse a lloriquear ante los periodicazos.


Publicado en Prensa Libre el 4 de octubre de 2007.

Mediocre competencia (II)

Los mediocres quieren vivir a expensas del trabajo de los demás.

Como siempre me sucede, los artículos que creo que serán los menos controversiales resultan siendo los que más correos, comentarios, regaños e insultos me generan. El caso de mi artículo de la semana recién pasada, sobre la decisión de los tribunales de la Unión Europea de sancionar a Microsoft por “abuso de posición dominante”, no fue la excepción.

Recibí varios correos, algunos respetuosos, otros no tanto, pero todos muy en contra de mi opinión. Algunos me tildaron de ignorante, de desconocer la diferencia entre un sistema operativo y un portal, de ignorar las batallas que día a día luchan los usuarios de Windows para contrarrestar los supuestos abusos de Microsoft. Otros se quejaron de que las aplicaciones de Microsoft ocupan mucho espacio y no son tan buenas.

Algunas otras opiniones fueron divertidas. Como por ejemplo la de alguien que dijo que para que un programa sea exitoso debe ser regalado, y que entonces estuvo bien lo que hicieron los tribunales de la UE. Obviamente, quien así escribió no se percató de que Microsoft da de gratis el Media Player, y lo que dijeron los tribunales de la UE es que debe cobrar por él y no darlo de gratis para no caer en “competencia desleal”.

Las palmas se las llevó quien me indicó que no debo utilizar de fuente un libro como La rebelión de Atlas, y que mejor me informe de lo que está pasando ahora en día a través de alguno de los portales mencionados.

Debo confesar que no creí causar tanto revuelo con ese artículo, pero que el mismo no hace más que justificar mi punto. Todos los argumentos en contra de Microsoft y sus aplicaciones que me enviaron tienen una solución sencilla: no use los productos de Microsoft. Al fin y al cabo, contrario a la creencia popular -y hasta la de muchos jueces despistados, por lo visto-, existen muchas otras soluciones para cada una de las actividades que habitualmente hacemos en una computadora.

Si quiere sistemas operativos, hay otras opciones aparte de Windows, algunas incluso gratis. Si quiere un procesador de palabras, una hoja electrónica, un paquete de presentaciones, una base de datos, un navegador, una agenda electrónica, un manejador de correos, para todas estas actividades existen muchas y diversas alternativas a los programas de Microsoft. Así que tildar a Microsoft de monopolista cuando existen muchas otras alternativas es una confesión de harta ignorancia o de simple haraganería.

Al mencionar no sólo a Linux como competencia de Microsoft, sino a YouTube, Yahoo, Google y FaceBook, no lo estoy haciendo porque crea que un sistema operativo es lo mismo que un portal de Internet, como alguno de los que me escribió me acusó, sino porque las opciones que existen para hacer alguna cosa son muchas y no tenemos la más mínima idea de lo que la tecnología nos pueda deparar en un futuro cercano. Microsoft no sólo es Windows, y la tecnología y las nuevas empresas se pueden comer hasta a Microsoft.

Publicado en Prensa Libre el 27 de septiembre de 2007.

Mediocre competencia

Los mediocres quieren vivir a expensas del trabajo de los demás.

Esta semana, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) ratificó una multa por US$600 millones contra la empresa Microsoft, bajo la acusación de “abuso de posición dominante”. Este es un nuevo ejemplo de cómo los mediocres se aprovechan de la intervención gubernamental para montarse sobre el trabajo y el éxito de otros. Ese es el verdadero fin de toda esa absurda legislación contra la “competencia desleal”.

El juicio se remonta a una demanda en 1998 que interpuso la empresa Sun, argumentando que Microsoft se aprovechaba de que su sistema operativo Windows era el estándar de facto, que no les daba acceso al código de Windows y que, adicionalmente, cometía una maldad tan grande como lo era incluir gratis, junto con el sistema operativo, un reproductor de imágenes y sonido (el RealPlayer). Estos argumentos fueron aceptados por los burócratas de la UE, y por eso le pusieron esa multa a Microsoft.

Toda esta argumentación surge de la ridícula legislación “antimonopolio” y supuestamente a favor de la “competencia justa” que los mercantilistas de los países desarrollados han logrado que se apruebe en sus países. Pero no nos equivoquemos: esa legislación no ayuda a los consumidores, sino que los perjudica; a quienes ayuda es a los productores mediocres, que de otra manera no podrían competir.

¿No me cree? El resultado del juicio es que Microsoft no debería regalar programas con su sistema operativo, sino que tiene que venderlos. O lo que es lo mismo, los consumidores tendremos que pagar más por lo mismo, para que los productores mediocres también puedan vender sus productos.

El error principal de toda esta mentalidad es creer que cualquier empresa puede llegar a ser un monopolio sin que exista una regulación gubernamental que le impida la entrada a otros. Eso es completamente falso. Con excepción de muy pocos casos -y algunos argumentamos que ninguno-, no existe tal cosa como un monopolio natural. Siempre que exista, aunque sea la posibilidad remota de competencia, es imposible que surja un monopolio, a menos, por supuesto, que el Gobierno le conceda ese privilegio.

Microsoft y Windows no son la excepción. Existen otros sistemas operativos, otros players, otros navegadores y, por si fuera poco, existe mucha piratería. Microsoft ha sido una empresa muy exitosa, y ello hace que muchos mediocres se quieran aprovechar de su éxito.

Pero hasta ellos tienen que competir, y siempre existe la posibilidad de que surja una nueva empresa con mejor tecnología, como han surgido, por ejemplo, Yahoo, Google, YouTube, FaceBook y todas las variantes de Linux.

Si desea profundizar más en estos conceptos, le recomiendo leer la novela La rebelión de Atlas, de Ayn Rand, que el mes entrante cumple 50 años de publicación; sin embargo, como lo muestra este caso, sigue tan vigente hoy como cuando fue publicada originalmente.


Publicado en Prensa Libre el 20 de septiembre de 2007.

Ganó el voto cruzado

No les dimos un cheque en blanco a los políticos.

Considero que las elecciones de este domingo fueron, en general, un éxito, pero lo que más me agradó fue comprobar que los guatemaltecos ya empezamos a aprender a no darles un cheque en blanco a los diputados, a no darles todo el poder, lo que se comprueba al analizar que los guatemaltecos votamos cruzado.

Al principio, tenía la impresión de que no era que los votantes hubieran cruzado su voto sino que simplemente las preferencias estaban tan disgregadas que, aunque la gente votara en línea, de todos modos se tendría un Congreso bastante dividido. Sin embargo, al analizar más detalladamente los datos, me percaté de que los guatemaltecos, en efecto, votaron cruzado.

Hice el ejercicio sólo con los votos para la Presidencia y para la lista nacional (LN), ya que son los más homogéneos para comparar, aunque espero poder hacerlo más adelante, incluyendo los votos para diputados distritales. Los datos son al miércoles por la mañana, y todavía falta un pequeño porcentaje de votos por computar, pero para este efecto el porcentaje es suficiente para comprobar la hipótesis.

Veamos los resultados. Álvaro Colom, de la UNE, recibió 926 mil 244 votos, mientras que los candidatos a diputados por LN de ese mismo partido recibieron 721 mil 988 votos, o sea, 204 mil 256 personas (22 por ciento) que votaron por Colom para presidente no votaron por sus candidatos para diputados.

Otto Pérez Molina, del PP, recibió 771 mil 175 votos, pero sus diputados por LN, sólo 503 mil 442; es decir, 267 mil 733 menos (35 por ciento). Lo mismo, aunque en una proporción menor le sucedió a la Gana, que obtuvo un 8 por ciento menos de votos para LN que para la Presidencia. El partido Casa también sufrió el mismo efecto, y recibió un 37 por ciento menos de votos para LN que para la Presidencia.

Para comprobar la hipótesis, resulta que en los otros partidos sucedió lo contrario. El mejor ejemplo es el Partido Unionista, cuyo candidato presidencial recibió 95 mil 743 votos, mientras que sus candidatos por LN obtuvieron 192 mil 983, es decir, poco más del doble.

Encuentro por Guatemala estuvo igual: Rigoberta Menchú obtuvo 101 mil 316 votos, mientras que sus candidatos por LN obtuvieron 195 mil 151, el 93 por ciento más. Igual le sucedió hasta al FRG, cuyos diputados por LN obtuvieron 30 por ciento más votos que su presidenciable. Lo mismo se puede decir de los demás partidos: ANN, DC, DÍA, PAN, UD, UCN y URNG, en los cuales el porcentaje varió desde 24 hasta 140 por ciento, de más votos por los diputados por LN que por los presidenciables.

Sea por la razón que haya sido, la cosa es que los guatemaltecos votaron cruzado y no estuvieron dispuestos a darle a ningún partido un cheque en blanco. ¡Ojalá los políticos entiendan el mensaje de la ciudadanía!

Si quiere ver los datos completos, los voy a subir al sitio www.radiopolis.info, en la sección de elecciones dentro del foro.


Publicado en Prensa Libre el 13 de septiembre de 2007.

Se acabó

La suerte está echada.

Estamos a un paso de las elecciones generales, y ya podemos decir que la suerte está echada.

Los candidatos a los distintos puestos de elección popular, desde presidente hasta concejales, ya han hecho todo lo posible por ganarse la preferencia de sus electores, y ya no hay nada más que hacer con las poco más de 24 horas que faltan para que se cierre la ventana para hacer publicidad política. Ahora nos toca a los electores hacer nuestra parte.

La pregunta del millón, y que son pocas las personas con las que uno se encuentra que no la hacen es: ¿por quién votar? La respuesta no es sencilla y creo que hay que dividirla. Por un lado, estoy convencido de que lo más importante, en el largo plazo, es cambiar el sistema, lo que sólo se puede hacer desde el Legislativo, por lo que considero que la elección más importante de esta semana es la de los diputados.

En ese ámbito, mi recomendación es que no vote “en línea”, como algunos partidos han hecho campaña recientemente, sino que lo piense bien y busque, especialmente entre los partidos que no van en los primeros dos lugares de las encuestas, a candidatos que por lo menos tengan claros algunos principios y puedan hacer una diferencia en la próxima legislatura.

Los objetivos principales aquí creo que deben ser dos: a) no darle una aplanadora a cualquiera de los presidenciables que más opción tienen de ganar el Ejecutivo, y b) lograr que lleguen al Congreso personas con ideas un poco más claras que los anteriores congresistas, de quienes se pueda esperar que por lo menos estén anuentes a hacer los cambios que el sistema necesita.

Por otro lado, está la elección presidencial. Aquí también estoy convencido de que, mientras no se cambie el sistema, pocas serán las diferencias que notaremos entre los distintos aspirantes.

Serán distintos matices de un sistema similar, donde tal vez la diferencia principal sea que unos roben más o menos que los otros, pero de allí, todo seguirá casi igual.

Si creemos las encuestas publicadas recientemente en donde los que pasarán a segunda vuelta ya están “definidos”, no hay razón alguna para votar por algún candidato en particular, aunque no nos guste tanto, sólo para que pase a segunda vuelta, así que ese mismo “empate técnico” les da a todos los electores la libertad de evitar esas complicaciones y votar por quien sinceramente crean que pueda hacer un mejor papel, siempre dentro de los estrechos límites que permite el sistema actual, y relegar la decisión “pragmática” para la segunda vuelta.

Así que, si espera de mí un consejo para tomar su decisión de voto, aquí le va: en esta primera vuelta, vote por el candidato presidencial que más se acerque a su propia concepción de la vida.

No se deje influenciar por lo que digan las encuestas; la segunda vuelta no nos da tantas opciones, y allí la elección debe ser más limitada: cuál de las dos opciones restantes, si es que alguna, cree que será mejor (o “menos peor”, según lo vea) para el país.

Publicado en Prensa Libre el 6 de septiembre de 2007.

El dorado

El oro muestra la insensatez de atribuirle al “Estado” funciones que no puede ni debe cumplir.

Según un reportaje publicado recientemente, las “comunidades” cercanas a la mina de oro en San Marcos no están muy contentas con los resultados que hasta la fecha han percibido de la explotación minera.

No me extraña su disconformidad, planteada en los términos en los que lo hace el reportaje. El problema es que ésta se podría solucionar no siguiendo las ideas que ellos y el reportaje plasman, sino todo lo contrario.

Así como está planteado actualmente el sistema, el Gobierno es el supuesto dueño del subsuelo, por lo que éste se reserva el derecho de darle permiso para utilizarlo a quien le venga en gracia.

Y lo que es todavía peor, en las condiciones en que la ley regula arbitrariamente los dividendos y la repartición de los mismos, resulta que parte de los fondos expropiados... perdón, aportados por la mina, se van al fondo común para alimentar al insaciable presupuesto general de la Nación.

La otra parte, que se supone va a beneficiar a la comunidad, es dispuesta como mejor le viene en gana al concejo municipal de la zona, quienes en lugar de rendir cuentas de la supuesta inversión, sólo afirman que se invierte en “obras de beneficio social”, pero no especifican para quién.

Por ende, con tanto dinero que se sabe que se está aportando, pero no se sabe en qué se está gastando, la población percibe solamente los beneficios que traen las inversiones de capital, como lo son los empleos directos e indirectos, y se hace la pregunta del millón: ¿a dónde va a parar todo ese dinero?

Y cualquier reglamento o ley que no sea la restitución de la legítima propiedad privada de los propietarios del subsuelo, que son los propietarios del suelo, seguirá haciendo de los auténticos dueños del subsuelo simples observadores de cómo en manos gubernamentales, y a discreción de los políticos de turno, los ingresos por minería se diluyen en un presupuesto que no los beneficia y en “obras sociales” que nadie ve por ningún lado.

Quien decida qué hacer en el subsuelo no deben ser el Gobierno ni las municipalidades, sino los legítimos dueños. Se debe restituir a los verdaderos dueños el legítimo derecho de propiedad del subsuelo, y se verán resultados diferentes en el tema de la minería.

Mientras no se haga eso, seguirán las mismas percepciones, ya que cualquier dinero que llegue a las arcas públicas se pierde en ese barril sin fondo que es el “fondo común”, y sólo sirve para mantener una burocracia inútil.

Pero el problema no es la minería, es la intervención de los políticos en transacciones que debieran ser completamente privadas. Ese es el verdadero quid del asunto. Ojalá los próximos legisladores entiendan esto y devuelvan el usufructo del subsuelo a sus legítimos propietarios, y no esa ficción llamada Estado.

Publicado en Prensa Libre el 30 de agosto de 2007.

CorruptONU

La corrupción va por todos lados.

Ahora que ya se aprobó la Cicig y el malinchismo local ha quedado requetecomprobado, es bueno que sepamos la calidad de gente que vendrá a enseñorearse de Guatemala, para que estemos preparados para lo que nos espera.

Mis compañeros de radio, Marta Yolanda Díaz-Durán y Estuardo Zapeta, han estado recomendando el libro ONU: Historia de la corrupción, escrito por Eric Frattini -y yo me uno a esa recomendación-, como una lectura obligatoria para quienes queramos conocer un poco sobre todas las movidas chuecas que se dan dentro de los entretelones de ese organismo supragubernamental.

Y, aunque usted no lo crea, son muchas, y algunas, bastante feas. Van desde lo que conocemos por acá de funcionarios de la ONU que se han aprovechado de su estatus de inmunidad hasta para no pagar las rentas de los alquileres de apartamentos, hasta cientos de millones de dólares que se han ido de las arcas unidas a las billeteras de personajes y familiares cercanos a los altos funcionarios de esa institución, pasando por encubrimientos de las consecuencias de muchas malas decisiones, así como el abuso de utilizar los fondos de los tributarios del mundo para avanzar sus agendas muy personales.

Y no son sólo cosas del pasado, como alguien ingenuamente podría pensar. Para no ir tan lejos, hace menos de un mes, el actual secretario general, el surcoreano Ban Ki-moon, se pasó por el arco del triunfo las mismas reglas de la organización que preside, al arrogarse la autoridad de rechazar la solicitud de Taiwán para ser aceptado como miembro de la ONU, autoridad que sólo le corresponde al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General.

Llegó al colmo la arrogancia de don Ban Ki-moon -quien de seguro se ha de sentir cuasi emperador-, que dijo que la había rechazado (dos veces) porque “la posición de las Naciones Unidas es que Taiwán es parte de China”, citando la resolución 2758, de 1971, en la que se le dio a China el sitio que antes ocupaba Taiwán.

Por supuesto, la citada resolución no dice nada al respecto, y ni siquiera menciona a Taiwán, aparte de que no está dentro de sus atribuciones hacer una interpretación así.

Siempre he dicho que no entiendo la posición de Taiwán de querer entrar en la ONU, cuando muchos quisiéramos salirnos, pero claro, yo no vivo en una isla con miles de misiles apuntándole, ni bajo el acoso de un gigante totalitario que se ha encargado de hacerlos un país paria en el mundo.

Pero el punto al final es que no debemos caer bajo el embrujo malinchista de que, porque son funcionarios de una organización internacional del calibre de la ONU, entonces son los superhombres (y supermujeres, por supuesto), inmaculados, incorruptibles y todopoderosos, que vendrán a resolver todos nuestros problemas con tan sólo esgrimir su varita mágica. Nada que ver. Pero ni modo, como así los vendieron los que hicieron hasta lo imposible por conseguir un hueso, digo, por aprobar la Cicig...


Publicado en Prensa Libre el 23 de agosto de 2007.