Nota: esta es una carta enviada por Carlos Díaz, el esposo de mi prima Susy que falleció recientemente. Creí importante compartirla con todos ustedes. Foto tomada por Manuel Pinot (www.talishte.com).
Desde el inicio de esta enfermedad Suzy hizo memoria de un verso de la Biblia en Job 14:5 que dice: Los días del hombre ya estan determinados, tu (Dios) los has decretado y nadie puede añadir ni quitar uno de ellos, entre las primeras palabras que ella creía y compartimos juntos los primeros días luego del diagnostico fueron: ambos creemos esto que ni tu ni yo sabemos si yo moriré de esto, ninguno sabemos siquiera quien morira primero. Pero si sabemos que nadie muere antes, tampoco nadie muere después; el principio y el fin de nuestras vidas esta y depende de Dios, "puesto que en el vivimos, nos movemos y existimos.. Hech. 17.28)". Suzy vivió siempre bajo el conocimiento y la fé de que para los que aman a Dios TODO ayuda a bien (Rom. 8.28)
Durante estos 33 meses Suzy siempre pidió 3 cosas: 1) Si Dios había permitido que ella tuviera esta enfermedad ella quería que el nombre de Dios se viera glorificado no importando que entendiéramos o no la razón de este viaje. 2) Fe para creer que Dios tenía absolutamente todo bajo control y 3) fuerza para soportar lo que fuese necesario. Ciertamente Suzy vivió todo este tiempo cumpliendo estas premisas...
Sabía que todo lo que hacía en última instancia era para Dios (1 Cor. 10.31, Col.3.32) y por eso como hija, como estudiante, como esposa, como madre, como trabajadora, como maestra, lo hizo siempre de todo corazón, porque sabía que trabajaba para Dios. En su pequeño cuerpo tenía un corazón que latió con toda la fuerza posible en todo lo que hacía y así latió hasta el último de sus latidos. Todos, absolutamente todos fueron una ofrenda para Dios.
Cualquiera pensaría que los del derredor estábamos para darle soporte a su fe, pero fue siempre la fe de ella la que soportaba la nuestra. Nunca dudó por un momento si Dios tenía todo bajo control, por eso nunca perdió el ánimo, por eso su rostro siempre fue iluminado por la paz que pocos podíamos comprender (Fil.4.7), porque sabía que la voluntad de Dios siempre, siempre es buena, agradable y perfecta (Rom.12.2).
Su fuerza aún en los últimos momentos eran totalmente desproporcionados con su pequeña y graciosa figura. Su fuerza siempre fue de otro mundo, sus pequeños hombros soportaron no solo a mí y a nuestros hijos, sino a todos los que con su dinamismo y energía no tenían otra que sentirse contagiados.
Uno de los pasajes que a Suzy mas le gustaban de la Biblia era el de Filipenses 3.20, ella no era ciudadana de este mundo, sino del cielo, en donde hoy está con su Señor y Salvador Jesucristo.
Quiero agradecerles a todos por las muestras de cariño hacia Suzy, para ella ustedes eran los dedos de Dios en su vida. En una oportunidad, en una noche de un poco de insomnio me dijo: muchos pasan en esta vida y no saben quien las amó, pero yo en estos meses de enfermedad he visto los cientos de personas que me aman a mí, que te aman a ti, y que aman a mis hijos y a mi familia. Yo pude ver la muestra final, el día del funeral, literalmente el trafico se detuvo frente a la funeraria por varias horas mientras cientos de personas trataban de ingresar para mostrar a la familia su amor.
La vida de Suzy fue corta, pero quisiera que eso no se confunda con una vida inconclusa. No, la vida de Suzy fue una vida plena, completa, una vida que dio fruto al ciento por uno.
Gracias, por su apoyo, gracias por su cariño, gracias por sus oraciones, gracias por ser amigos, familia, hermanos.
Que Dios los bendiga.
Carlos